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Viernes, 19 de abril de 2024

Santa Anne de Beaupré

De Enciclopedia Católica

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La devoción a Santa Ana en el Canadá se remonta a los comienzos de la Nueva Francia, y fue llevada allí por los primeros colonizadores y misioneros. Los audaces pioneros pronto comenzaron a labrar el fértil suelo de las laderas de las colinas de Beaupré; la primeras casas se edificaron en 1650 en la región que ahora forma la parroquia de Santa Ana de Beaupré. No tardaron mucho los colonos en construirse una capilla donde poder reunirse para el culto cristiano. Uno de ellos, Etienne Lessard, ofreció donar la tierra que las autoridades consideraran adecuada. Por lo tanto, el 13 de marzo de 1658 el misionero, Padre Vignal, vino a escoger el lugar y a bendecir los fundamentos de la propuesta capilla, la cual por consenso general, sería dedicada a Santa Ana. El mismo día la santa mostró cuan favorable ella veía la empresa sanando a Louis Guimont, un habitante de Beaupré, quien sufría terriblemente de reumatismo en la espalda. Lleno de confianza en Santa Ana, vino y colocó tres piedras en los cimientos del nuevo edificio, tras lo cual se encontró de pronto completamente curado de sus dolencias.

Este primer milagro auténtico fue el precursor de incontables otras gracias y favores de todas clases. Durante dos siglos y medio la gran hacedora de prodigios ha mostrado su bondad incesante y copiosamente a todos los sufrientes que vienen de todas partes de Norte América a implorar su ayuda. La vieja iglesia se comenzó en 1676 y se usó para el culto hasta 1876, cuando fue sustituida por la presente, inaugurada en octubre de dicho año. Este último edificio fue construido en piedra cortada, por medio de las contribuciones de los católicos de Canadá. Las ofrendas de los peregrinos han sufragado el costo de los accesorios y la decoración. Las dimensiones son de 200 pies de largo por 100 de ancho, incluyendo las capillas laterales. El Papa León XIII la elevó al rango de basílica menor el 5 de mayo de 1887; el 19 de mayo de 1889 fue solemnemente consagrada por el Cardenal Taschereau, Arzobispo de Québec. Ha sido atendida por los Padres Redentoristas desde 1878. A ambos lados de la puerta principal hay pirámides de muletas, bastones, vendajes y otros artefactos dejados por los inválidos, cojos y enfermos que, habiéndole orado a Santa Ana en su santuario, se han ido a sus casas curados.

Reliquias: A petición de Monseñor de Laval, primer obispo de Quebec, los canónigos de Carcassonne, enviaron a Beaupré la reliquia del hueso de un dedo de Santa Ana, el que fue expuesto por primera vez para veneración el 12 de mayo de 1670, y que desde entonces ha sido motivo de gran devoción. En los últimos tiempos se han agregado otras tres reliquias de la santa a los tesoros de este santuario. En 1892 el Cardenal Taschereau presentó la Gran Reliquia a la Basílica: el hueso de la muñeca Santa Ana. Mide unas 4 pulgadas de longitud y fue traída desde Roma por Monseñor Marquis, P.A.

Peregrinación: Las peregrinaciones a Beaupré no siempre han tenido la importancia que han adquirido últimamente. Solamente en los últimos veinticinco años del siglo XIX logró el crecimiento, organización y fama que hoy día la hacen comparable con las grandes peregrinaciones a Lourdes. Hasta 1875 el número anual de peregrinos no excedía la cifra de 12,000; pero a juzgar por la pila de muletas que han dejado a los pies de la santa, debe haber ocurrido muchas curaciones maravillosas en Beaupré. Condiciones más favorables---incluyendo el fuerte impulso dado por el Cardenal Taschereau y sus sufragáneos, el celo del clero canadiense en organizar peregrinaciones, mejores medios de transportación, y los “Annales de la Bonne Sainte Anne” mensuales,---han hecho posible el verdaderamente maravilloso crecimiento de estas peregrinaciones. La devoción a Santa Ana es hoy día más que nunca una devoción de los canadienses.

Leclerc, Clément. "Sainte Anne de Beaupré." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01539b.htm>.

Traducido por Giovanni E. Reyes. Revisado y Corregido por Luz María Hernández Medina.