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Martes, 16 de abril de 2024

San Wilfrid

De Enciclopedia Católica

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Obispo de York, hijo de un noble de Nortumbria, nació el 634; murió en Oundle, Northamptonshire, el año 709. Fue infeliz en casa, con la dureza de una madrastra. A los 14 años fue enviado a la corte del Rey Oswy, rey de Nortumbria. Allí atrajo la atención de la reina Eanfleda, y conforme a su propia petición, ella lo envió al monasterio de Lindisfarne. Después de tres años pasados allí le enviaron, otra vez gracias a la bondad de la reina, a Roma, en la compañía de San Benedict Biscop. En Roma él fue el pupilo de Bonifacio, el archidiácono del Papa. En su camino a casa permaneció por tres años en Lyons, en donde él recibió la tonsura de Annemundas, el obispo de ese lugar. Annemundas quería que él permaneciera en Lyons, casarlo con su sobrina y que fuera su heredero; pero Wilfrid estaba decidido a ser sacerdote. Al poco tiempo ocurrió la persecución en Lyons, y allí falleció Annemundas falleció, Wilfrid también estuvo cerca de morir, pero se dieron cuenta que era anglosajón y esto permitió que él regresara a Inglaterra. En Inglaterra recibió el monasterio nuevamente fundado en Ripon como regalo de Alchfrid, hijo de Oswy y heredero, y aquí estableció el canon benedictino completo. Los monjes de Columbite, que habían sido colocados previamente en Ripon, se retiraron al Norte. No fue si no luego de cinco años de abad en Ripon, que Wilfrid se volvió sacerdote. Su principal trabajo en Ripon fue la introducción de las reglas romanas y poner por delante las prácticas romanas con respecto a los puntos en discusión entre la Santa Sede y los monjes escoceses en Nortumbria. Para resolver estas preguntas se llevó a cabo al sínodo de Whitby en el año 664. Principalmente debido a la defensa de Wilfrid de las demandas de la Santa Sede, los votos de la mayoría fueron dados a ese lado, y Colman y sus monjes, decepcionados amargamente, se retiraron de Nortumbria. Wilfrid, en consecuencia con los favores que había obtenido, fue elegido obispo en lugar de Colman, y, pero este recibimiento fue rechazado por los obispos cismáticos norteños. Se dirigió a Francia y allí fue consagrado en Compiègne.

Él permaneció un tiempo en Francia, bien por su propio error o no, lo cual no está absolutamente claro, pero a su regreso en el año 666 fue desviado de su curso por una tormenta y naufrago en la costa de Sussex, en donde los habitantes paganos lo rechazaron y casi le mataron. Tuvo éxito en tierra, al menos, en Kent no lejos de Sandwich. Desde aquel lugar emprendió ruta a Nortumbria, sólo para encontrar que, debido a su larga ausencia, su lugar en el obispado había sido ocupado, y que San Chad era obispo en su lugar. Él se retiró a su viejo monasterio en Ripon, y desde el cual se dirigió hacia el Sur y trabajó en Mercia, especialmente en Lichfield, y también en Kent. En el año 669 el Arzobispo Teodoro de Cantorbery visitó Nortumbria, donde encontró a Chad como obispo. Él le observó los defectos de su posición y por su presión, Chad se retiró y Wilfrid una vez más se convirtió en obispo de York. Durante su ejercicio en el obispado, él actuó con gran vigor y energía, completando el trabajo de obediencia hacia Roma con los monjes escoceses. Él fundó cuantiosos monasterios de la orden benedictina, especialmente en Henlam y en Ripon, y reconstruyó totalmente la catedral en York. En todo lo que él hizo él actuó con gran magnificencia, aunque su propia vida era siempre simple y modesta.

Mientras Oswy vivió todo fue bien, pero con el hijo de Oswy Ecgfrid, sucesor. Wilfrid era muy impopular, debido a su acciones en conexión con la novia Etheldrida de Ecgfrid, que por el consejo de Wilfrid no vivía con su compañero sino retirada en un monasterio. Fue justo en este punto que Teodoro, excediendo posiblemente sus poder como Arzobispo de Cantorbery, procedió a subdividir la gran diócesis que Wilfrid gobernaba, y crear obispados colaboradores de Lindisfarne, de Hexham, y de Witherne. Wilfrid, aprobase o no el principio de la subdivisión, rechazó a Teodoro el hacerlo, y apeló a la autoridad central en Roma. Teodoro contestó consagrando a tres obispos en la propia iglesia de Wilfrid en York y dividiendo su obispado entre ellos.


Este intento fue hecho por sus enemigos que querían evitar que Wilfrid llegara a Roma, pero por una coincidencia singular Winfredo, obispo de Lichfield, resultó yendo a Roma por el mismo tiempo, y la semejanza en el nombre ocasionó que fuera detenido mientras que Wilfrid consiguió ir en forma segura. En Roma el Papa Agato llamó a un consejo para decidir el caso, y Wilfrid apareció ante él en persona, mientras que Teodoro fue representado. El caso fue decidido en favor de Wilfrid, y los obispos intrusos fueron retirados. Wilfrid debía volver a York, y puesto que la subdivisión de su diócesis era necesaria, él debía designar a otros como asistentes. Él regresó a Nortumbria con esta decisión, pero al rey, aunque no disputando el derecho de Roma de resolver la objeción, dijo que Wilfrid había trabajado la decisión y lo puso en prisión en Bambrough. Después de un tiempo este encarcelamiento fue convertido a exilio, y fue expulsado del reino de Nortumbria. Él fue al Sur a Sussex, donde los habitantes paganos que 15 años antes lo habían rechazado, cuando había predicado como misionero en Selsey. En 686 una reconciliación ocurrió entre Teodoro y Wilfrid, que entonces había estado trabajando en Sussex por cinco años. A través de los buenos oficios de Teodoro, Wilfrid fue recibido en Nortumbria, donde estaba de rey Aldfrid. Él lo hizo obispo de Hexham inmediatamente y después de poco tiempo, cuando York estuvo nuevamente vacante, tomó posesión. Por algunos años todo marchó bien, pero al final de esos tiempos grandes dificultades se presentaron con el rey porque Wilfrid rehusó reconocer lo que había hecho Teodoro pero, nuevamente tuvo que apelar a Roma cuando fue anulada el asunto de la subdivisión de la diócesis. Él llegó a Roma por tercera y última vez en el año 704. Los procedimientos en Roma fueron muy largos, pero luego de algunos meses Wilfrid obtuvo la victoria. El Arzobispo Brihtwald debía llevar a cabo a un sínodo y ver que se hiciera justicia. Wilfrid regresaría a Inglaterra pero en su travesía enfermó y casi muere en Meaux. Luego de recuperado prosiguió su viaje y en éste se reconcilió con Brihtwald. Llevaron a cabo a un sínodo, y fue decidido devolver de nuevo a Wilfrid, a Hexham y a Ripon, pero no a York, una decisión que, aunque insatisfactoria, él decidió aceptar, pues el principio de la autoridad romana había sido solicitado.


Más allá de otros de su tiempo, San Wilfrid destaca como el gran defensor de la Santa Sede. Por ese principio él luchó toda su vida, primero contra Colman y los monjes escoceses de Iona, y luego contra Teodoro y su sucesor en la jurisdicción de Cantorbery; y buena parte de su vida la pasó en exilio por esta razón. A él más que a otros se le debe el establecimiento de la autoridad del Vaticano en Inglaterra, y por esa razón él siempre tendrá un lugar muy alto entre los santos ingleses.


Eddius, el biógrafo de San Wilfrid, fue traído por el Santo de Cantorbery cuando él regresó a York en el año 669. Su trabajo era estar en contacto con la música de la iglesia de York, y él debía enseñar el método romano de canto. Él fue un interno del monasterio de Ripon en el año 709, cuando San Wilfrid pasó sus últimos días allí, y él emprendió el trabajo de escribir la vida del Santo a petición de Acca, sucesor de San Wilfrid en el obispado de Hexham. La mejor edición del trabajo está en Raines, los "historiadores de la iglesia de York" (serie de Rolls).


ARTHUR S. BARNES

Transcribed by Paul Knutsen

Traducido por Ramiro Banda Valdivia