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Miércoles, 24 de abril de 2024

Jorge el Barbado

De Enciclopedia Católica

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(También llamado “El Rico”) Duque de Sajonia, (nacido en Dresden, el 27 de agosto de 1471; muerto en la misma ciudad el 17 de abril de 1539). Su padre fue Alberto el Valiente de Sajonia, fundador de la línea albertina de la familia , aún la dinastía gobernante de dicha región. Su madre fue Sidonia, hija de Jorge de Podiebrad, rey de Bohemia. El elector Federico el Sabio, miembro de la rama ernestina de dicha familia, conocido por su proteccionismo sobre Lutero, fue primo del duque Jorge el Barbado. Alberto el Valiente tuvo una familia numerosa y Jorge, el más joven de sus hijos, originalmente fue destinado a la carrera eclesiástica; consecuentemente, recibió excelente educación teológica y en otras ramas del conocimiento y así, fue mucho mejor ilustrado que la mayoría de los príncipes de su día. La muerte de su hermano mayor abrió a Jorge la puerta del poder ducal. Desde 1488 –a su 17 años de edad-, mientas su padre combatía en nombre del emperador en Friesland, Jorge fue regente de las posesiones ducales, que incluían el margravato de Meissen con las ciudades de Dresden y Leipzig.. Contrajo matrimonio en Dresden con Bárbara de Polonia, hija del rey Casimiro IV de ésa nación, el 21 de noviembre de 1496. Jorge y su esposa tuvieron numerosos hijos y todos, excepto una hija, fallecieron antes que su padre.

En 1498 el emperador concedió a Alberto el Valiente el gobierno hereditario de Friesland, En Maastricht, el 14 de febrero de 1499, con el fin de evitar futuras particiones de sus dominios, heredó sus posesiones entre su sucesión. Alberto murió el 12 de septiembre de 1500 y fue sucedido en sus territorios alemanes por Jorge, como cabeza de la línea albertina , mientras su hermano Heinrich tomó el gobierno hereditario de Friesland. La ocupación sajona de dicho territorio no era firme y fue la causa de constantes revueltas. Consecuentemente Heinrich, de disposición pusilánime, abdicó su reclamo al gobierno, y en 1505 se llegó a un acuerdo entre los hermanos, por el cual Friesland fue transferida a Jorge, mientras Heinrich recibía un emolumento junto con los distritos de Freinberg y Volkenstein. Pero éste acuerdo no restauró la paz en Friesland, que continuó como foco de innumerables problemas para los sajones, hasta que el Duque fue obligado en 1515 a vender el territorio a Burgundia, por la moderada suma de 100,000 florines. Todas éstas dificultades fuera de sus posesiones sajonas, no evitó a Jorge el prestar mucha atención a su territorio ducal. Mientras regenteaba, viviendo su padre, dificultades surgidas de intereses en conflicto y grandes demandas de su poder a menudo ponían al joven duque al borde de la desesperación. Sin embargo, en corto tiempo, desarrolló decidida habilidad como gobernante; al tomar posesión de su herencia dividió el ducado en distritos gubernamentales, tomó medidas para suprimir los robos y reguló el sistema judicial, definiendo y ajustando la jurisdicción de varias cortes de justicia. En su deseo de adquirir orden, severidad y mejoramiento de condiciones de vida de la población, a veces derivó en violar los derechos de las ciudades. Su corte fue la mejor regulada que la de cualquier príncipe alemán y ejerció paternal cuidado sobre la Universidad de Leipzig, donde fueron introducidas reformas y sobre todo refuerzo del Humanismo, en contraposición del Escolasticismo.

Desde el principio de la Reforma en 1517, el Duque Jorge encauzó sus energías a los asuntos eclesiásticos. Difícilmente alguno de los príncipes alemanes se sostuvo tan firmemente de la Iglesia como él; defendió sus derechos y vigorosamente condenó toda innovación que no estuviese aprobada por las altas autoridades de la Iglesia. Al principio no consideró a Lutero un oponente, pero al pasar el tiempo, vio claramente los objetivos del Reformador, y en consecuencia de éste cambio de visión, entró en un acre intercambio de correspondencia con Lutero, quien sin justificación alguna, injurió al Duque. Ahora, el mismo Duque no era ciego a los innegables abusos de la Iglesia de ése tiempo. A pesar de la oposición de la facultad de Teología de la Universidad, en 1519 organizó las Disputas de Leipzig, con el fin de apoyar la causa de la verdad, y estuvo presente en todas las discusiones. En 1521, en la Dieta de Worms, cuando los príncipes alemanes presentaron un memorial conteniendo un listado de inconformidades tocante a las condiciones de la Iglesia, Jorge añadió por símismo otras 20 quejas referentes al tema de las Indulgencias. En 1525, aliado con su yerno Felipe de Hesse y su primo el Elector Federico el Sabio, sofocó la revuelta de los campesinos, quienes fueron derrotados cerca de Frankenhausen en Turingia. Algunos años más tarde, escribió un forzado prefacio a una traducción del Nuevo Testamento implementada bajo sus órdenes por su secretario privado Jerónimo Emser, como una respuesta a la versión de Lutero. Por orden suya, literatura luterana fue confiscada doquiera fuera hallada, aunque él pagó el costo de cada libro. Probó ser en toda forma un fuerte opositor a los luteranos, prohibiendo sepultura cristiana a todo apóstata y entregando eclesiásticos reformados al Obispo de Merseburg. Para todos aquellos que sostenían opiniones anticatólicas, se les sentenciaba con la expulsión de Ducado. El Duque lamentaba profundamente el constante retraso del tan deseado concilio, cuya acción se esperaba impacientemente. Mientras esperaba su convocatoria, pensó remover serios defectos por medio de una reforma de monasterios, que se había mundaneado por completo y de los que desertaban numerosos monjes. En vano buscó obtener de la curia el derecho –concedido por Roma, de efectuar visitas oficiales a las instituciones conventuales de sus dominios. Sin embargo, sus reformas se redujeron a unificar los casi vacantes monasterios, a asuntos de administración de la economía y al control de la propiedad siendo confiado a veces, a las autoridades seculares.

En 1525 el Duque Jorge formó junto con otros gobernantes alemanes, la Liga de Dessau para protección de intereses católicos. De la misma manera fue el espíritu animador de la Liga de Halle, formada en 1533, de la que se derivó en 1538 la Santa Liga de Nuremberg, para fortalecer la paz religiosa de ésa ciudad.

Pero la vigorosa actividad desplegada por el duque en tantas direcciones, no siempre fue coronada con éxito. Muchas de sus medidas políticas fueron fruto de la experiencia, pero en asuntos político-eclesiásticos, presenció con tristeza la declinación gradual del catolicismo y la expansión del luteranismo en sus dominios a pesar de sus ingentes esfuerzos y firme prohibición de las nuevas ideas.

Aún más, durante su vida, parientes cercanos como su yerno Felipe de Hesse y su hermano Heinrich, abrazaron La Reforma. Pasó los últimos años de su vida esforzándose en un sucesor católico, queriendo así detener las ideas luteranas. El único hijo varón de Jorge en ése momento era Federico, débil y soltero. La intención de Jorge era que su hijo gobernase con la ayuda de un Concilio. En 1539, Federico contrajo matrimonio con Elizabeth de Mansfeld, pero poco tiempo después murió, sin dejar posibilidad de heredero. De acuerdo al acta de sucesión de 1499, el hermano protestante de Jorge, Heinrich, se alzaba con el derecho de sucesión de dominios; pero Jorge, contraviniendo la voluntad de su padre, trató de desheredar a su hermano y abdicar el ducado en Fernando, hermano de Carlos V. Su repentina muerte impidió que éstas intenciones se llevaran a cabo.

Jorge fue un industrioso y excelente gobernador, entregado, de altas perspectivas e inquebrantable en el impulso de más altos intereses de su gente y su nación. Como hombre fue vertical, enérgico y vigoroso, aunque irascible. Firme y fiel adherente al Emperador y al Imperio, alcanzó mucho para sus dominios por economía, amor al orden y sabia dirección de actividades oficiales. La amargura de su vida fue la Reforma luterana y el abandono de la fe. De estricta disposición religiosa, aunque no estrecha, buscó a toda costa mantener lo suyo en comunión con la Iglesia, pero los métodos de conseguir su objetivo, no siempre estuvieron libres de reproche.

H. A. CREUTZBERG Transcribed by Joseph P. Thomas Traducido por Carlos Posadas Ruíz.