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Martes, 23 de abril de 2024

Gabón

De Enciclopedia Católica

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Vicariato Apostólico de Gabón

Anteriormente se conocía como el Vicariato Apostólico de las Dos Guineas. Se conoció originalmente con el nombre Gabón, a la denominación que los portugueses dieron al estuario en el que se encuentra el pueblo de Libreville, y a la estrecha franja de territorio a cada uno de los lados de este brazo de mar. En los días de la trata de esclavos, fue nada más una estación de tren en la Costa de Guinea, la que se extendía desde Senegal hasta el delta del río Congo.

En tiempos actuales, el nombre de Guinea para este territorio, y el título eclesiástico de “Las Dos Guineas”, han perdido su uso tanto en términos religiosos como civiles. Gabón designa la porción norte del Congo Francés, sur del ecuador que se encuentra entre el océano Atlántico y la longitud 12 al este de París. Coexiste con la cuenca del río Ogowai, al cual se le unen varios pequeños afluentes, tales como el Muni, Komo, y el Rembo-Nkomi. La topografía es quebrada y aunque desigual, no alcanza grandes elevaciones. Está cubierta por un bosque tropical denso, el que es interrumpido solamente por algunas planicies rocosas en el sur.

Las únicas vías de acceso son las utilizadas por los nativos, ya sea en caravanas o a pié. Frecuentemente, los ríos presentan rápidos, de tal manera que la navegación es incierta y peligrosa. El clima es húmedo, con tormentas, y la temperatura permanece bastante constante. La estación lluviosa dura de septiembre a mayo. En general se trata de un clima saludable para la mayoría de las personas, y la mortalidad es una de las más bajas en la costa occidental africana.

La población de Gabón es mixta, y está influenciada por la migración que el comercio ha fomentado desde el interior. Varias razas no alcanzaron a llegar a la costa, pero las que lo hicieron fueron lentamente absorbidas por los primeros colonos. Muchas de las tribus son semi-nómadas, y cambian de lugar de asentamiento, una vez que los suelos contiguos llegan a quedar exhaustos debido a las prácticas agrícolas. Esto ocurre cada cuatro o cinco años, haciendo necesario trazar un nuevo mapa etnográfico del país.

No obstante, es posible dividir a la población en varios grupos. En el primero se incluiría a las viejas razas involucradas en la trata de esclavos y que se han establecido desde hace mucho tiempo a lo largo de la costa. De estos grupos, el más importante es el Mpongwe, que se hayan a lo largo del estuario de Gabón. Se les menciona ya en los escritos de los navegantes holandeses del Siglo XVIII. Son inteligentes y disfrutan de la ascendencia que les es propia sobre las otra razas negras. Ellos son, empero, gentiles y hospitalarios, quizá muy hospitalarios. Fueron fáciles víctimas de embusteros europeos y la inmoralidad y el alcohol los ha hecho casi desaparecer. No quedan más que algunos cientos de ellos, muchos de los cuales son mercaderes en el interior del país.

La punta de la península de Gabón es ocupada por los bengas, lugares del Manda y de Muni, por los baseki, que son conocidos también como los boulous (Bulús). Ambas tribus viven de la pesca y han sido diezmados por el alcoholismo. Sus lenguajes difieren entre sí y del dialecto de los mpongwe. Sin embargo, las tres tribus establecidas en el sur del delta del Ogawai, los orongous (orongu), los galoas, y los nknomis, utilizan un lenguaje poco diferente de los mpongwe. Siguiendo costumbres similares, tienen los mismos vicios de los mpongwe y participan en el comercio de látex, y también en la pesca.

Un segundo grupo está constituido por una sola tribu, la de los fans o pahouins (pawin), quienes habitan toda la franja norte del Gabón, hasta el Ivindo, y los lugares de la franja izquierda del Ogawai. Son verdaderos bárbaros y forman una raza invasora, que se va adueñando crecientemente de la costa.

No merecen todo lo que los antiguos viajeros dijeron sobre su ferocidad, pero tienen la apariencia de serlo, musculares, como guerreros, y especialmente vengativos. No son tratantes de esclavos, ni tienen tampoco, estrictamente hablando, sus propios esclavos. Sus esposas son realmente sus esclavas y la poligamia ocurre entre ellos de manera más bestial que en otros grupos. Sin embargo, no son víctimas de formas groseras de inmoralidad en el mismo grado que lo son otras tribus, aunque presentan gran influencia del alcoholismo, lo que ocurre en general a lo largo de la costa. Aquellos que viven en el interior aún practican el canibalismo con los prisioneros de guerra.

Un tercer grupo se haya en la parte sur del país, una región en la cual las tribus aún practican la esclavitud. Por ejemplo se tienen los esteiras y los balkalai, que actúan como intermediarios en el comercio tribal en las montañas, y los bayakas, bapunus, ndjavis, ishogos, mbetés, shakés y adumas, que intercambian artículos de comercio vendiendo sus propios niños como esclavos. Estos esclavos son llevados secretamente a la costa, pero no son embarcados para las Antillas o Brasil, sino que para los mpongwe y los nkomis, quienes son capaces de vivir con ociosidad.

Todos estos grupos practican el fetichismo. Creen en un Dios que hizo el mundo, en un alma inmortal y las consecuencias de la maldad. Adoran espíritus y fantasmas, y mantienen influencia de hechiceros y de sociedades secretas, quienes ejercen influencia sobre los jefes.

La evangelización del país principió con los capuchinos de Italia, sin que la misma haya dejado huellas. Aproximadamente en 1840, el prelado estadounidense Monseñor Barron, fue el primer sacerdote católico en responder el llamado en relación a liberar los negros, que el gobiernos de Estados Unidos había embarcado de regreso a las costas de Africa. Monseñor Barren tuvo un puesto importante bajo el Arzobispado de Filadelfia, e hizo dos viajes de la Costa de Guinea entre 1840 y 1843.

El venerable Père Libermann había recientemente fundado para ese entonces, en Amiens, su nueva congregación del Sagrado Corazón de María, que más tarde se unificó con el del Santo Espíritu. El envió los primeros misioneros a Monseñor Barren. En el primer año, seis de siete misioneros fallecieron producto del hambre y las enfermedades. El séptimo de ellos, luego de increíbles aventuras, tuvo éxito en llegar al Cabo Palma en Gabón. Era Père Bessieux, el día fue el 29 de septiembre de 1884.

La marina francesa había establecido un pequeño fuerte a fin de detectar embarcaciones partícipes de la trata de esclavos. Consecuentemente, Père Bessieux pudo construir la primera estación en este lugar. Al año siguiente trajo muchos ayudantes, entre ellos Père Le Berre. En 1848 un contingente de esclavos fue capturado por los franceses, y cuarenta y nueve de ellos fueron localizados cerca de la misión de la estación, en una pequeña planicie que desde entonces fue llamada Libreville (libertad). Père Le Berre obtuvo el título oficial de “Profesor de Moral” y principió a instruirlos en esa disciplina.

Las primeras monjas arribaron al año siguiente, las Hermanas Francesas de la Inmaculada Concepción. En 1849 Père Bessieux fue llamado a Europa, consagrado como Obispo y enviado de nuevo a Gabón como Vicario Apostólico de las Dos Guineas, con jurisdicción de una línea costera de 2,000 leguas de largo, donde hoy existen veinticinco divisiones eclesiásticas.

Aproximadamente por este tiempo, la misión de Libreville realizó varios intentos en cuanto a establecer estaciones en muchos lugares. Solamente en un caso se obtuvo éxito. La establecida entre los bengas de Cabo Esteiras, la que fue llamada Misión de San José. Actualmente casi todas estas pequeñas tribus son católicas. Mientras la misión de Libreville estaba en proceso de organización, construyendo una iglesia apropiada, ampliando sus escuelas y limpiando las bases, el pequeño poblado de la estación a una milla de distancia, estaba gradualmente transformándose en un pueblo.

En 1860 ya se hizo necesario construir una parroquia en ese lugar, y por ello fue fundada la misión de San Pedro, teniendo como una finalidad principal, la conversión de los mpongwe. El trabajo de las hermanas fue transferido a este lugar, así como la escuela para niñas y el hospital. Más tarde, la colonia construyó una iglesia y en la actualidad la parroquia tiene más de 3,000 fieles.

Monseñor Bessieux murió en 1876, habiendo vivido 33 años en Africa. El fue sucedido por alguien compañero suyo: Monseñor Le Berre. Bajo la dirección del nuevo Obispo se fundaron rápidamente nuevas estaciones, y la Congregación del Espíritu Santo continuó proporcionando los misioneros que se necesitaban. En 1879, una misión para los pahouins de Como se trató de abrir por primera vez, siendo la misma, la Estación de San Pablo de Donghila. Luego de arduos trabajos, hoy en día es una floreciente misión con más de 1,000 católicos. Luego de que los misioneros principiaron a moverse desde la costa y el estuario, se fundó en 1881, la Misión de San Francisco Javier en Lambarene, para los ogowai. En 1883 se trasladó a Franceville, cerca del nacimiento del ese río, la Misión de San Pedro Claver, entre los adumas.

En 1886 en Fernando Vaz, en el país de los nkomi, se organizó la Misión de Santa Ana. Esos tres lugares son ahora centros de misión y se encuentran muy bien equipados. Sería necesario solamente agregar a esta lista, las nuevas estaciones formadas por Monseñor Le Berre, en Camerún y en Nueva Guinea, pero ellas forman parte ahora de nuevas divisiones eclesiásticas. En 1891, murió el santo obispo, luego de 45 años de vida misionera. Su trabajo se ha multiplicado unas diez veces y su memoria ha sido santificada. Le sucedió Monseñor Le Roy. Durante los siguientes tres años que el nuevo obispo estuvo en Gabón, se abrieron tres nuevas estaciones. Una se levantó en los bancos del río Muni, primero en Kogo, y luego en Butika, en la actual frontera con la Guinea Española, entre los fans del norte. Otra más fue establecida en la parte baja de los primeros rápidos del Ogowai, también en territorio de los fans. La estación fue la de San Miguel de Ndjole.

La tercera estación fue la de la Santa Cruz, rodeada por las gentes de Esteira, en el sureste. Al mismo tiempo de ello, tomaba un fresco impulso el movimiento de evangelización. Se vio impulsado por el trabajo que se realizaba en términos de los lenguajes, las traducciones, relaciones, los viajes de exploración, las ordenanzas a favor del trabajo de los catequistas, de los acuerdos con las tribus en lo referente a las reformas de sus costumbres familiares, etc.

La activa dirección de Monseñor Le Roy cesó en 1896 cuando fue electo General Superior de los Padres del Santo Espíritu. Fue reemplazado en Gabón por Monseñor Adam, el actual obispo, quien ha establecido tres nuevas estaciones: Notre-Dame-des-Trois-Epis, en la Samba de los ngume, en la franja izquierda del Ogowai, y la de San Martín, un poco más alejada en el mismo río. Ambas entre las mixtas poblaciones del sur. Una tercera, de reciente fundación, es la de Okano, cerca de Boue en el Ogowai, en territorio de los fan. Más de doscientos misioneros han muerto en Gabón y cerca de cien continúan el trabajo.

Ellos se dividen en sacerdotes, hermanos y hermanas. También hay laicos y ejercen la enseñanza. Hay 47 sacerdotes, padres nativos y seminaristas, hermanos y hermanas nativas, además de cientos de catequistas que ayudan en el trabajo de la evangelización, siendo el número de católicos más de 12,000. El avance moral es lento pero evidente. Se han hecho progresos. Han existido grandes obstáculos para la propagación del evangelio, los que han estado asociados al barbarismo, fetichismo, esclavismo y canibalismo de las tribus paganas.

M. BRIAULT Transcripción de Michael Kolarcik, S.J. Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes