https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&feed=atom&action=historyPecado - Historial de revisiones2024-03-29T14:07:51ZHistorial de revisiones para esta página en el wikiMediaWiki 1.24.1https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34826&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* El sentido de pecado */2015-06-20T03:54:03Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">El sentido de pecado</span></span></p>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
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El pecado no puede ser entendido, sin la toma de conciencia que el estado moral presente del hombre no es aquel con el cual Dios lo creó, que sus poderes están debilitados; que tiene que lograr un fin sobrenatural, el cual es imposible por sus propios esfuerzos y sin ayuda, que sin la gracia no hay proporción entre el fin y los medios; que el mundo, la carne y el mal son en realidad agentes activos luchando contra el llevandolo para que los sirva en lugar de servir a Dios. La hipótesis de la evolución da cuenta de la evolución física del origen del hombre, la ciencia no conoce ninguna condición humana bajo la cual el hombre exhiba características del estado de justicia original, ni estado de no pecado. La caída del hombre en esta hipótesis es en realidad un ascenso a un grado superior de ser. “Una caída podría parecer, así como a veces un hombre vicioso parece estar degradado por debajo de las bestias, aunque como promesa y potencia, en realidad fue un ascenso” (Sir O.Lodge “Life and Matter” pag. 79). Esta enseñanza destruye la noción de pecado tal como es enseñada por la Iglesia Católica. El pecado no es una fase de un lucha ascendente, es más bien un rechazo deliberado, y voluntario a luchar. Si no hubiera habido caída desde un estado superior a uno inferior, entonces la enseñanza de las Escrituras, en relación a la Redención y la necesidad de una regeneración bautismal es ininteligible. La enseñanza Católica es aquella que coloca el pecado bajo su verdadera luz, que justifica la condena del pecado que encontramos en las Escrituras. La Iglesia continuamente se esfuerza por inculcar en sus hijos un sentido de temor reverencial al pecado algo a lo cual hay que temer y evitar. Somos creaturas caídas, y nuestra vida espiritual en la tierra es una lucha. El pecado es nuestro enemigo y mientras con nuestras propias fuerzas no lo podemos evitar, con la gracia de Dios si podemos. Si nosotros no ponemos obstáculos a las obras de la gracia, podemos evitar todo pecado deliberado. Si tenemos la mala fortuna de pecar, y buscar la gracia de Dios y su perdón con un corazón humilde y contrito, El no nos repelará. El pecado tiene remedio por la gracia, la cual es dada por Dios, por los méritos de Su único Hijo, Quien nos ha redimido, restaurando con Su pasión y muerte, el orden violado por el pecado de nuestros primeros padres y haciéndonos nuevamente hijos de Dios y herederos del Cielo. Mientras el pecado sea visto como una condición humana necesaria e inevitable, donde la inhabilidad para evitar el pecado es concebido como necesario, el desaliento le sigue naturalmente. Pero, no hay desaliento si son tomadas en cuenta la doctrina Católica de la creación del hombre en un estado superior, la caída por una trasgresión voluntaria, los efectos de ésta transmitidos por decreto Divino a la posteridad, la destrucción del equilibrio de las facultades humanas que dejan al hombre inclinado al mal; los dogmas de la redención y la gracia como reparación del pecado. Dejados a nuestra merced, caemos, pero manteniéndonos cerca de Dios y continuamente buscando Su ayuda podemos pararnos y luchar contra el pecado, y si debemos ganarnos la fé durante la batalla, la recompensa será coronada en el cielo. (Ver CONCIENCIA; JUSTIFICACIÓN; ESCÁNDALO).</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>La comprensión del pecado, en la medida que pueda ser entendido por nuestra inteligencia finita, sirve para unir más al hombre con Dios. Le imprime de un temor saludable, temor de sus propios poderes, temor, si es dejado a sí mismo, de perder la gracia; con la necesidad que existe tras la búsqueda de la ayuda y gracia de Dios para mantenerse firme en el temor y amor de Dios, y así progresar en la vida espiritual. El pecado no puede ser entendido, sin la toma de conciencia que el estado moral presente del hombre no es aquel con el cual Dios lo creó, que sus poderes están debilitados; que tiene que lograr un fin sobrenatural, el cual es imposible por sus propios esfuerzos y sin ayuda, que sin la gracia no hay proporción entre el fin y los medios; que el mundo, la carne y el mal son en realidad agentes activos luchando contra el llevandolo para que los sirva en lugar de servir a Dios. La hipótesis de la evolución da cuenta de la evolución física del origen del hombre, la ciencia no conoce ninguna condición humana bajo la cual el hombre exhiba características del estado de justicia original, ni estado de no pecado. La caída del hombre en esta hipótesis es en realidad un ascenso a un grado superior de ser. “Una caída podría parecer, así como a veces un hombre vicioso parece estar degradado por debajo de las bestias, aunque como promesa y potencia, en realidad fue un ascenso” (Sir O.Lodge “Life and Matter” pag. 79). Esta enseñanza destruye la noción de pecado tal como es enseñada por la Iglesia Católica. El pecado no es una fase de un lucha ascendente, es más bien un rechazo deliberado, y voluntario a luchar. Si no hubiera habido caída desde un estado superior a uno inferior, entonces la enseñanza de las Escrituras, en relación a la Redención y la necesidad de una regeneración bautismal es ininteligible. La enseñanza Católica es aquella que coloca el pecado bajo su verdadera luz, que justifica la condena del pecado que encontramos en las Escrituras. La Iglesia continuamente se esfuerza por inculcar en sus hijos un sentido de temor reverencial al pecado algo a lo cual hay que temer y evitar. Somos creaturas caídas, y nuestra vida espiritual en la tierra es una lucha. El pecado es nuestro enemigo y mientras con nuestras propias fuerzas no lo podemos evitar, con la gracia de Dios si podemos. Si nosotros no ponemos obstáculos a las obras de la gracia, podemos evitar todo pecado deliberado. Si tenemos la mala fortuna de pecar, y buscar la gracia de Dios y su perdón con un corazón humilde y contrito, El no nos repelará. El pecado tiene remedio por la gracia, la cual es dada por Dios, por los méritos de Su único Hijo, Quien nos ha redimido, restaurando con Su pasión y muerte, el orden violado por el pecado de nuestros primeros padres y haciéndonos nuevamente hijos de Dios y herederos del Cielo. Mientras el pecado sea visto como una condición humana necesaria e inevitable, donde la inhabilidad para evitar el pecado es concebido como necesario, el desaliento le sigue naturalmente. Pero, no hay desaliento si son tomadas en cuenta la doctrina Católica de la creación del hombre en un estado superior, la caída por una trasgresión voluntaria, los efectos de ésta transmitidos por decreto Divino a la posteridad, la destrucción del equilibrio de las facultades humanas que dejan al hombre inclinado al mal; los dogmas de la redención y la gracia como reparación del pecado. Dejados a nuestra merced, caemos, pero manteniéndonos cerca de Dios y continuamente buscando Su ayuda podemos pararnos y luchar contra el pecado, y si debemos ganarnos la fé durante la batalla, la recompensa será coronada en el cielo. (Ver CONCIENCIA; JUSTIFICACIÓN; ESCÁNDALO).</div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34825&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* Permisos y Remedios */2015-06-20T03:52:04Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">Permisos y Remedios</span></span></p>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Dios no es la causa del mal moral (malum culpae) (Concilio de Trento, Sess. VI, can.vi) ni directa ni indirectamente. El pecado es una violación del orden, y Dios ordena todas las cosas a El, como el fin último, consecuentemente El no puede ser la causa directa del pecado. El retiro de Dios de la gracia la cual previene el pecado, no lo hace a El la causa indirecta del pecado por cuanto este retiro es efectivo de acuerdo a los decretos de Su divina Sabiduría y justicia como castigo de pecado previo. El no está obligado de impedir el pecado, consecuentemente, no se le puede imputar como causa (I-II:79:1). Cuando leemos en las Escrituras y en los Padres que Dios inclina a los hombres a pecar, el sentido es, ya sea que en Su justo juicio El permite a los hombres caer en el pecado por una licencia punitiva, ejerciendo Su justicia al castigar el pecado pasado; o que El directamente causa no el pecado sino ciertas obras externas, buenas en sí mismas, las cuales son tan abusadas por las voluntades malas de los hombres que aquí y ahora cometen mal; o que el les da el poder de lograr sus malos designios. Respecto del acto físico del pecado, Dios es la causa en tanto que es una entidad y buena. La mala voluntad del hombre es causa suficiente de la malicia del pecado. Dios no puedo haber impedido la creación del hombre por el hecho de prever su caída. Esto habría significado la limitación de su Omnipresencia por una creatura, y habría sido destructiva de El. El era libre de crear al hombre aunque El previó su caída, y El no creó otorgándole libre voluntad y dándole los medios suficientes para perseverar en el bien y así haberlo querido. Debemos agregar nuestra ignorancia de la permisión del mal diciendo las palabras de San Agustín, que Dios no habría permitido el mal y que El no fue lo suficientemente poderoso para hacer bien del mal. La finalidad de Dios al crear este Universo es El mismo, no el bien del hombre y de alguna manera u otra el bien y el mal sirven para Sus fines, y finalmente habrá una restauración del orden violado gracias a la justicia Divina.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Dios no es la causa del mal moral (malum culpae) (Concilio de Trento, Sess. VI, can.vi) ni directa ni indirectamente. El pecado es una violación del orden, y Dios ordena todas las cosas a El, como el fin último, consecuentemente El no puede ser la causa directa del pecado. El retiro de Dios de la gracia la cual previene el pecado, no lo hace a El la causa indirecta del pecado por cuanto este retiro es efectivo de acuerdo a los decretos de Su divina Sabiduría y justicia como castigo de pecado previo. El no está obligado de impedir el pecado, consecuentemente, no se le puede imputar como causa (I-II:79:1). Cuando leemos en las Escrituras y en los Padres que Dios inclina a los hombres a pecar, el sentido es, ya sea que en Su justo juicio El permite a los hombres caer en el pecado por una licencia punitiva, ejerciendo Su justicia al castigar el pecado pasado; o que El directamente causa no el pecado sino ciertas obras externas, buenas en sí mismas, las cuales son tan abusadas por las voluntades malas de los hombres que aquí y ahora cometen mal; o que el les da el poder de lograr sus malos designios. Respecto del acto físico del pecado, Dios es la causa en tanto que es una entidad y buena. La mala voluntad del hombre es causa suficiente de la malicia del pecado. Dios no puedo haber impedido la creación del hombre por el hecho de prever su caída. Esto habría significado la limitación de su Omnipresencia por una creatura, y habría sido destructiva de El. El era libre de crear al hombre aunque El previó su caída, y El no creó otorgándole libre voluntad y dándole los medios suficientes para perseverar en el bien y así haberlo querido. Debemos agregar nuestra ignorancia de la permisión del mal diciendo las palabras de San Agustín, que Dios no habría permitido el mal y que El no fue lo suficientemente poderoso para hacer bien del mal. La finalidad de Dios al crear este Universo es El mismo, no el bien del hombre y de alguna manera u otra el bien y el mal sirven para Sus fines, y finalmente habrá una restauración del orden violado gracias a la justicia Divina.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Ningún pecado quedará sin castigo..El mal que hacen los hombres debe ser purgado ya sea en este mundo a través de un acto de contrición (Ver PENINTENCIA) o en el mundo por venir en el purgatorio o el infierno, de acuerdo al pecado mortal o venial no arrepentido que mancha el alma, y merece castigo eterno o temporal (ver MAL). Dios ha proporcionado un remedio contra el pecado y ha manifestado Su amor y bondad frente a la ingratitud del hombre a través de la Encarnación de Su Divino Hijo (ver ENCARNACIÓN); a través de la institución de Su Iglesia para guiar a los hombres e interpretar para el Su ley, la administración de los Sacramentos, que son siete canales de gracia, las cuales usadas apropiadamente suministran un remedio adecuado al pecado y es un medio de unión con Dios en el cielo, el cual es el fin de Su ley.  </div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Ningún pecado quedará sin castigo..El mal que hacen los hombres debe ser purgado ya sea en este mundo a través de un acto de contrición (Ver PENINTENCIA) o en el mundo por venir en el purgatorio o el infierno, de acuerdo al pecado mortal o venial no arrepentido que mancha el alma, y merece castigo eterno o temporal (ver MAL). Dios ha proporcionado un remedio contra el pecado y ha manifestado Su amor y bondad frente a la ingratitud del hombre a través de la Encarnación de Su Divino Hijo (ver ENCARNACIÓN); a través de la institución de Su Iglesia para guiar a los hombres e interpretar para el Su ley, la administración de los Sacramentos, que son siete canales de gracia, las cuales usadas apropiadamente suministran un remedio adecuado al pecado y es un medio de unión con Dios en el cielo, el cual es el fin de Su ley.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=El sentido de pecado=</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=El sentido de pecado=</div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34824&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* Pecado Mortal */2015-06-20T03:51:17Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">Pecado Mortal</span></span></p>
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<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">← Revisión anterior</td>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">Revisión de 03:51 20 jun 2015</td>
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<td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 39:</td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Es necesario hacer notar que “pecado” no se predica unívocamente de todos los tipos de pecado. “La división de pecados en veniales y mortales no es una división de género y especies que participan igualmente de la naturaleza del género, sino la división de un análogo en cosas de las cuales se predica primera y secundariamente”. (St. Thomas, I-II:138:1, ad 1um). “Pecado, no se predica unívocamente de todos los tipos, sino primariamente como pecado actual mortal...y por lo tanto no es necesario que la definición de pecado en general deba verificarse excepto en aquel pecado en el cual se encuentra perfectamente, la naturaleza del género. La definición de pecado puede ser verificado en otros pecados en cierto sentido” (Santo Tomás, II, d. 33, Q. i, a. 2, ad 2um). El pecado actual consiste principalmente en un acto voluntario repugnante al orden de la recta razón. El acto pasa, pero el alma del pecador se mantiene manchada, privada de gracia, en estado de pecado, hasta que el desorden se haya restaurado por penitencia. Este estado es llamado pecado habitual, maccula peccati, reatus culpae (I-II:87:6). La división del pecado en original y actual, mortal y venial no es una división de género y especies porque el pecado no tiene la misma significación cuando se aplica al pecado original y personal, moral y venial. El pecado mortal nos desgarra completamente de nuestro verdadero destino final; el pecado venial sólo nos impide en sus logros. El pecado actual personal es voluntario por un acto propio de la voluntad. El pecado original es voluntario no por un acto personal voluntario nuestro, sino por un acto de la voluntad de Adán. El pecado original y actual se distinguen por la forma bajo la cual son voluntarios (ex parte actus); el pecado mortal y venial por la forma bajo la cual afecta nuestra relación con Dios (ex parte deordinationis). Siendo que un acto voluntario y sus desórdenes son la esencia del pecado, es imposible que el pecado pueda ser un término genérico respecto al pecado original y actual, mortal y venial. La verdadera naturaleza del pecado se encuentra perfectamente sólo en un pecado personal mortal, en otros pecados imperfectamente, de manera que el pecado se predica principalmente del pecado actual y sólo secundariamente de los otros. Por lo tanto, debemos considerar: primero, el pecado personal mortal; segundo, el pecado venial.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Es necesario hacer notar que “pecado” no se predica unívocamente de todos los tipos de pecado. “La división de pecados en veniales y mortales no es una división de género y especies que participan igualmente de la naturaleza del género, sino la división de un análogo en cosas de las cuales se predica primera y secundariamente”. (St. Thomas, I-II:138:1, ad 1um). “Pecado, no se predica unívocamente de todos los tipos, sino primariamente como pecado actual mortal...y por lo tanto no es necesario que la definición de pecado en general deba verificarse excepto en aquel pecado en el cual se encuentra perfectamente, la naturaleza del género. La definición de pecado puede ser verificado en otros pecados en cierto sentido” (Santo Tomás, II, d. 33, Q. i, a. 2, ad 2um). El pecado actual consiste principalmente en un acto voluntario repugnante al orden de la recta razón. El acto pasa, pero el alma del pecador se mantiene manchada, privada de gracia, en estado de pecado, hasta que el desorden se haya restaurado por penitencia. Este estado es llamado pecado habitual, maccula peccati, reatus culpae (I-II:87:6). La división del pecado en original y actual, mortal y venial no es una división de género y especies porque el pecado no tiene la misma significación cuando se aplica al pecado original y personal, moral y venial. El pecado mortal nos desgarra completamente de nuestro verdadero destino final; el pecado venial sólo nos impide en sus logros. El pecado actual personal es voluntario por un acto propio de la voluntad. El pecado original es voluntario no por un acto personal voluntario nuestro, sino por un acto de la voluntad de Adán. El pecado original y actual se distinguen por la forma bajo la cual son voluntarios (ex parte actus); el pecado mortal y venial por la forma bajo la cual afecta nuestra relación con Dios (ex parte deordinationis). Siendo que un acto voluntario y sus desórdenes son la esencia del pecado, es imposible que el pecado pueda ser un término genérico respecto al pecado original y actual, mortal y venial. La verdadera naturaleza del pecado se encuentra perfectamente sólo en un pecado personal mortal, en otros pecados imperfectamente, de manera que el pecado se predica principalmente del pecado actual y sólo secundariamente de los otros. Por lo tanto, debemos considerar: primero, el pecado personal mortal; segundo, el pecado venial.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=Pecado Mortal=</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>Pecado Mortal<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>=</div></td></tr>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El pecado mortal es definido por San Agustín (Contra Faustum, XXII, xxvii) as "Dictum vel 2factum vel concupitum contra legem æternam", ejemplo, algo dicho, hecho o deseado contrario a la ley eterna, o pensamiento, palabra o acto contrario a la ley eterna. Esta es una definición de pecado en tanto acto voluntario. En tanto defecto o privación, debería ser definido como una aversión a Dios, nuestro verdadero destino final, en razón de una preferencia dada a algún bien mutable. La definición de San Agustín es aceptada generalmente por los teólogos como principalmente una definición del pecado actual mortal. Explica muy bien los elementos materiales y formales del pecado. Las palabras "dictum vel factum vel concupitum” muestra el elemento material del pecado, el acto humano: "contra legem æternam", el elemento formal. El acto es malo porque transgrede la ley Divina. San Ambrosio (De paradiso, viii) define el pecado como una “prevaricación (dolo*) de la ley Divina”.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El pecado mortal es definido por San Agustín (Contra Faustum, XXII, xxvii) as "Dictum vel 2factum vel concupitum contra legem æternam", ejemplo, algo dicho, hecho o deseado contrario a la ley eterna, o pensamiento, palabra o acto contrario a la ley eterna. Esta es una definición de pecado en tanto acto voluntario. En tanto defecto o privación, debería ser definido como una aversión a Dios, nuestro verdadero destino final, en razón de una preferencia dada a algún bien mutable. La definición de San Agustín es aceptada generalmente por los teólogos como principalmente una definición del pecado actual mortal. Explica muy bien los elementos materiales y formales del pecado. Las palabras "dictum vel factum vel concupitum” muestra el elemento material del pecado, el acto humano: "contra legem æternam", el elemento formal. El acto es malo porque transgrede la ley Divina. San Ambrosio (De paradiso, viii) define el pecado como una “prevaricación (dolo*) de la ley Divina”.</div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34823&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* División del Pecado */2015-06-20T03:50:47Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">División del Pecado</span></span></p>
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<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">← Revisión anterior</td>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">Revisión de 03:50 20 jun 2015</td>
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<td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 13:</td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Bruegel14-1.jpg|300px|thumb|left|La vanidad del excesivo ornato personal, según Brueguel]]En todo pecado se encuentra una privación del debido orden o conformidad a la ley moral, pero el pecado no es una pura o total privación de todo bien moral (Santo Tomás, “De Malo”, 2:9; I-II: 73:2). Hay una privación en dos sentidos; una, total que no deja nada de su opuesto, como por ejemplo, la oscuridad que no deja nada de luz; otra, no total, que deja algo del bien del cual se opone como por ejemplo, la enfermedad que no destruye totalmente las aún equilibradas funciones del cuerpo necesarias para la salud. Una privación pura o total privación de bien puede ocurrir en un acto moral sólo bajo el supuesto que la voluntad puede inclinarse al mal como tal, así como por un objeto. Esto es imposible porque el mal como tal no está contenido dentro del punto de vista de un objeto adecuado de la voluntad, la cual es buena. La intención del pecador termina en algún objeto en el cual hay una participación de la bondad de Dios, y este objeto está directamente encaminado por El. La privación del debido orden, o la deformidad, no está directamente propuesta, aunque es aceptada al punto que los deseos del pecador tienden a un objeto en el cual este deseo de conformidad está involucrado, de manera que el pecado no es una pura privación, sino un acto humano carente de su debida rectitud. Del defecto emerge el mal del acto, del hecho, que es voluntario, su imputabilidad.[[Archivo:Persistencia del demonio.jpg|300px|thumb|left|Persistencia del demonio]]</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Bruegel14-1.jpg|300px|thumb|left|La vanidad del excesivo ornato personal, según Brueguel]]En todo pecado se encuentra una privación del debido orden o conformidad a la ley moral, pero el pecado no es una pura o total privación de todo bien moral (Santo Tomás, “De Malo”, 2:9; I-II: 73:2). Hay una privación en dos sentidos; una, total que no deja nada de su opuesto, como por ejemplo, la oscuridad que no deja nada de luz; otra, no total, que deja algo del bien del cual se opone como por ejemplo, la enfermedad que no destruye totalmente las aún equilibradas funciones del cuerpo necesarias para la salud. Una privación pura o total privación de bien puede ocurrir en un acto moral sólo bajo el supuesto que la voluntad puede inclinarse al mal como tal, así como por un objeto. Esto es imposible porque el mal como tal no está contenido dentro del punto de vista de un objeto adecuado de la voluntad, la cual es buena. La intención del pecador termina en algún objeto en el cual hay una participación de la bondad de Dios, y este objeto está directamente encaminado por El. La privación del debido orden, o la deformidad, no está directamente propuesta, aunque es aceptada al punto que los deseos del pecador tienden a un objeto en el cual este deseo de conformidad está involucrado, de manera que el pecado no es una pura privación, sino un acto humano carente de su debida rectitud. Del defecto emerge el mal del acto, del hecho, que es voluntario, su imputabilidad.[[Archivo:Persistencia del demonio.jpg|300px|thumb|left|Persistencia del demonio]]</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=División del Pecado=</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>División del Pecado<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>=</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34822&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* Naturaleza del Pecado */2015-06-20T03:50:17Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">Naturaleza del Pecado</span></span></p>
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<tr style='vertical-align: top;'>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">← Revisión anterior</td>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">Revisión de 03:50 20 jun 2015</td>
</tr><tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 1:</td>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Pecado-original1.jpg|300px|thumb|left|Pecado original]]El tema será tratado bajo los siguientes títulos:</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Pecado-original1.jpg|300px|thumb|left|Pecado original]]El tema será tratado bajo los siguientes títulos:</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=Naturaleza del Pecado=</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>Naturaleza del Pecado<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>=</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Cargandosealpecador.jpg|300px|thumb|left|Los demonios reclamando a los pecadores. Ate gótico]]Dado que el pecado es un mal moral, es necesario en primer lugar determinar qué entendemos por mal y particularmente por mal moral. El Mal, es definido por Santo Tomás (De malo, 2:2) como una privación de forma u orden o de medida debida. En el orden físico, una cosa es buena en la proporción que posee entidad. Solo Dios es esencialmente ser y Solo El es bien esencial y perfecto. [[Archivo:Hieronymus Bosch- The Seven Deadly .jpg|300px|thumb|left|Los 7 pecados capitales. Jerómimo Bosch]]Todo lo demás posee entidad pero limitada y, en la medida que posee entidad, es bueno. Cuando tiene su debida proporción de forma, orden y medida es, en su propio orden y grado, bueno (ver BIEN). [[Archivo:Pieter Bruegel the Elder- The Seven Deadly Sins or the Seven Vices - Anger.JPG|300px|thumb|left|Pecado de ira, según Brueguel]]El Mal implica una deficiencia en la perfección, por lo tanto, no puede existir en Dios, quien es esencialmente y por naturaleza, bueno; sólo se encuentra en seres finitos los cuales, debido a sus orígenes de la nada, son sujetos a la privación de forma u orden o debida medida y, por la oposición que encuentran, son sujetos a un aumento o disminución de la perfección que tienen: "en sentido amplio, el mal puede ser descrito como la suma de oposición, la cual la experiencia demuestra que existe en el universo, en los deseos y necesidades de los individuos; por consiguiente surgen, entre los seres humanos al menos, el sufrimiento el cual abunda en la vida” (ver MAL).</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Cargandosealpecador.jpg|300px|thumb|left|Los demonios reclamando a los pecadores. Ate gótico]]Dado que el pecado es un mal moral, es necesario en primer lugar determinar qué entendemos por mal y particularmente por mal moral. El Mal, es definido por Santo Tomás (De malo, 2:2) como una privación de forma u orden o de medida debida. En el orden físico, una cosa es buena en la proporción que posee entidad. Solo Dios es esencialmente ser y Solo El es bien esencial y perfecto. [[Archivo:Hieronymus Bosch- The Seven Deadly .jpg|300px|thumb|left|Los 7 pecados capitales. Jerómimo Bosch]]Todo lo demás posee entidad pero limitada y, en la medida que posee entidad, es bueno. Cuando tiene su debida proporción de forma, orden y medida es, en su propio orden y grado, bueno (ver BIEN). [[Archivo:Pieter Bruegel the Elder- The Seven Deadly Sins or the Seven Vices - Anger.JPG|300px|thumb|left|Pecado de ira, según Brueguel]]El Mal implica una deficiencia en la perfección, por lo tanto, no puede existir en Dios, quien es esencialmente y por naturaleza, bueno; sólo se encuentra en seres finitos los cuales, debido a sus orígenes de la nada, son sujetos a la privación de forma u orden o debida medida y, por la oposición que encuentran, son sujetos a un aumento o disminución de la perfección que tienen: "en sentido amplio, el mal puede ser descrito como la suma de oposición, la cual la experiencia demuestra que existe en el universo, en los deseos y necesidades de los individuos; por consiguiente surgen, entre los seres humanos al menos, el sufrimiento el cual abunda en la vida” (ver MAL).</div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34821&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* Pecado Venial */2015-06-20T03:49:32Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">Pecado Venial</span></span></p>
<table class='diff diff-contentalign-left'>
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<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">← Revisión anterior</td>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">Revisión de 03:49 20 jun 2015</td>
</tr><tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 121:</td>
<td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 121:</td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El segundo efecto del pecado está en transmitir el dolor del sufrimiento padecido. (reatus paenae). El pecado (reatus culpae) es la causa de esta obligación (reatus paenae). El sufrimiento puede estar inflingido en esta vida a través del medio de castigos medicinales, calamidades, enfermedades, males temporales, los cuales tienen a alejarnos dl pecado; o pueden ser inflingidos en la vida por venir por la justicia de Dios como castigo vindicativo. Los castigos en la vida futura son proporcionados al pecado cometido y es obligación padecer este castigo por pecados no arrepentidos, que es lo que significa la “reatus poenae” de los teólogos. El dolor a padecer en la vida futura, se divide en sanciones de pérdidas (poena damni) y penas del sentido (poena sensus). La pena de pérdida es la privación de visión beatífica de Dios como castigo por alejarse de El. La pena del sentido es el sufirimiento como castigo por la conversion a alguna cosa creada en lugar de Dios. Este doble sentido del color por el castigo del pecado mortal es eterno (I Cor., vi, 9; Mat., xxv, 41; Mar ix,45). Un pecado mortal es sufuciente para caer en el castigo (ver INFIERNO). Otros efectos del pecado son: remordimiento de conciencia (Sab, v, 2-13); una inclinación hacia el mal, así como los hábitos son formados por la repetición de actos similares; un oscurecimiento de la inteligencia, una dureza de la voluntad (Mat., xiii, 14-15; Rom., xi, 8); un enviciamiento general de la naturaleza, la cual sin embargo no destruye totalmente la sustancia y las facultades del alma sino meramente debilita el recto ejercicio de sus facultades.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El segundo efecto del pecado está en transmitir el dolor del sufrimiento padecido. (reatus paenae). El pecado (reatus culpae) es la causa de esta obligación (reatus paenae). El sufrimiento puede estar inflingido en esta vida a través del medio de castigos medicinales, calamidades, enfermedades, males temporales, los cuales tienen a alejarnos dl pecado; o pueden ser inflingidos en la vida por venir por la justicia de Dios como castigo vindicativo. Los castigos en la vida futura son proporcionados al pecado cometido y es obligación padecer este castigo por pecados no arrepentidos, que es lo que significa la “reatus poenae” de los teólogos. El dolor a padecer en la vida futura, se divide en sanciones de pérdidas (poena damni) y penas del sentido (poena sensus). La pena de pérdida es la privación de visión beatífica de Dios como castigo por alejarse de El. La pena del sentido es el sufirimiento como castigo por la conversion a alguna cosa creada en lugar de Dios. Este doble sentido del color por el castigo del pecado mortal es eterno (I Cor., vi, 9; Mat., xxv, 41; Mar ix,45). Un pecado mortal es sufuciente para caer en el castigo (ver INFIERNO). Otros efectos del pecado son: remordimiento de conciencia (Sab, v, 2-13); una inclinación hacia el mal, así como los hábitos son formados por la repetición de actos similares; un oscurecimiento de la inteligencia, una dureza de la voluntad (Mat., xiii, 14-15; Rom., xi, 8); un enviciamiento general de la naturaleza, la cual sin embargo no destruye totalmente la sustancia y las facultades del alma sino meramente debilita el recto ejercicio de sus facultades.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=Pecado Venial=</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>=<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>Pecado Venial<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>=</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El pecado venial es esencialmente diferente del pecado mortal. No nos aleja de nuestro verdadero fin último, no destruye la caridad, el principio de unión con Dios, ni priva al alma de gracia santificante y es intrínsecamente reparable. Es llamado venial precisamente porque, considerada su propia naturaleza, es perdonable; en sí mismo, meritorio de castigo temporal, no eterno. Se distingue del pecado mortal en cuando al desorden. Con el pecado mortal, el hombre queda enteramente apartado de Dios, su verdadero fin último y, al menos implícitamente, coloca su fin último en alguna cosa creada. Con el pecado venial, el no es apartado de Dios, tampoco coloca su fin último en creaturas. Se mantiene unido con Dios por caridad, pero no tiende a El como debiera. La verdadera naturaleza del pecado en tanto contraria a la ley eterna, que repele especialmente al principal fin de la ley, se encuentra en el pecado mortal. El pecado venial es solo de manera imperfecta, contrario a la ley en tanto no es contrario al principal fin de ley, ni aleja al hombre de su fin al que está encaminado por la ley. (St. Thomas, I-II, Q. lxxxviii, a. 1; and Cayetano, I-II, Q. lxxxviii, a. 1, para el sentido de præter legem y contra legem de Sto. Tomás).  </div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El pecado venial es esencialmente diferente del pecado mortal. No nos aleja de nuestro verdadero fin último, no destruye la caridad, el principio de unión con Dios, ni priva al alma de gracia santificante y es intrínsecamente reparable. Es llamado venial precisamente porque, considerada su propia naturaleza, es perdonable; en sí mismo, meritorio de castigo temporal, no eterno. Se distingue del pecado mortal en cuando al desorden. Con el pecado mortal, el hombre queda enteramente apartado de Dios, su verdadero fin último y, al menos implícitamente, coloca su fin último en alguna cosa creada. Con el pecado venial, el no es apartado de Dios, tampoco coloca su fin último en creaturas. Se mantiene unido con Dios por caridad, pero no tiende a El como debiera. La verdadera naturaleza del pecado en tanto contraria a la ley eterna, que repele especialmente al principal fin de la ley, se encuentra en el pecado mortal. El pecado venial es solo de manera imperfecta, contrario a la ley en tanto no es contrario al principal fin de ley, ni aleja al hombre de su fin al que está encaminado por la ley. (St. Thomas, I-II, Q. lxxxviii, a. 1; and Cayetano, I-II, Q. lxxxviii, a. 1, para el sentido de præter legem y contra legem de Sto. Tomás).  </div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><del class="diffchange diffchange-inline">A. Definición.</del></div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline"><u>'''DEFINICIÓN'''</u></ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Siendo que el acto voluntario y su desorden son la esencia del pecado, el pecado venial en tanto que es un acto voluntario puede ser definido como un pensamiento, palabra o realidad discorde con la ley de Dios. Retarda al hombre en el logro de su fin último al tiempo que no lo aleja de El. Su desorden consiste ya sea en la elección no totalmente deliberada de algún objeto prohibido por la ley de Dios, o en la adhesión deliberada a algún objeto creado no como fin último sino como medio, cuyo objeto no aleja al pecador de Dios, pero no está, sin embargo, referido a El como un fin. El hombre no puede apartarse de Dios excepto al colocar deliberadamente su fin último en cosas creadas, y con el pecado venial no adhiere a ningún bien temporal disfrutandolo como fin último, sino como medio en referencia a Dios no actualmente sino habitualmente en tanto él mismo está ordenado a Dios por caridad. "Ille qui peccat venialiter, inhæret bono temporali non ut fruens, quia non constituit in eo finem, sed ut utens, referens in Deum no n actu sed habitu" (I-II:88:1, ad 3) Para que haya pecado mortal, debe ser adherido al menos implícitamente, algún bien creado como un fin último-</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Siendo que el acto voluntario y su desorden son la esencia del pecado, el pecado venial en tanto que es un acto voluntario puede ser definido como un pensamiento, palabra o realidad discorde con la ley de Dios. Retarda al hombre en el logro de su fin último al tiempo que no lo aleja de El. Su desorden consiste ya sea en la elección no totalmente deliberada de algún objeto prohibido por la ley de Dios, o en la adhesión deliberada a algún objeto creado no como fin último sino como medio, cuyo objeto no aleja al pecador de Dios, pero no está, sin embargo, referido a El como un fin. El hombre no puede apartarse de Dios excepto al colocar deliberadamente su fin último en cosas creadas, y con el pecado venial no adhiere a ningún bien temporal disfrutandolo como fin último, sino como medio en referencia a Dios no actualmente sino habitualmente en tanto él mismo está ordenado a Dios por caridad. "Ille qui peccat venialiter, inhæret bono temporali non ut fruens, quia non constituit in eo finem, sed ut utens, referens in Deum no n actu sed habitu" (I-II:88:1, ad 3) Para que haya pecado mortal, debe ser adherido al menos implícitamente, algún bien creado como un fin último-</div></td></tr>
<tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 137:</td>
<td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 137:</td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>La conveniencia de la división en madera, caña y paja está explicada por Santo Tomás (iv, dist. 21, Q. i, a. 2). Algunos pecados veniales son mas graves que otros y menos perdonables y esta diferencia está bien explicada por la inflamabilidad de la madera, la caña y la paja. El que exista una distinción entre los pecados mortales y veniales, es un asunto de fe (concilio de Trento, sess, VI, c.xi y cánones 23-25; sess. XIV de poenit, c.v). Esta distinción es comúnmente rechazada por todos los herejes modernos y antiguos. En el siglo cuarto Jovino afirmó que todo pecado era igual en culpa y merecedor de algún castigo (St. Aug., “Ep. 167”, ii, n.4); Pelagio (q.v), afirmó que todo pecado priva al hombre de justicia y por lo tanto, es mortal; Wyclif, que no hay garantías en las Escrituras que diferencien el pecado en mortal y venial, y que la gravedad del pecado depende no de la calidad de la acción, sino en el grado de predestinación o reprobación de manera que el peor de los crímenes del predestinado es infinitamente menos que la mas leve falta del reprobado; Hus, que todas las acciones de los viciosos, son pecados mortales mientras que todos los actos del virtuoso, son buenos y virtuosos (Denz-Bann, 642); Lutero, que todos los pecados de los no creyentes son mortales y todos los pecado del regenerado, con excepción de la infidelidad, son veniales; Calvino, al igual que Wyclif, basa la diferencia entre el pecado mortal y el venial en la predestinación, pero agrega que un pecado es venial por la fe del pecador. La veinteava de las proposiciones condenadas de Baio reza: “No hay pecado venial por naturaleza, aunque todo pecado merece castigo eterno” (Denz-Bann., 1020). Hirscher en tiempos mas recientes, enseñó que todos los pecados que son completamente deliberados, son mortales, aunque negaba la distinción de pecados en razón de sus objetos, sino que ésta descansa en la imperfección del acto. (Kleutgen, 2nd ed., II, 284, etc.).  </div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>La conveniencia de la división en madera, caña y paja está explicada por Santo Tomás (iv, dist. 21, Q. i, a. 2). Algunos pecados veniales son mas graves que otros y menos perdonables y esta diferencia está bien explicada por la inflamabilidad de la madera, la caña y la paja. El que exista una distinción entre los pecados mortales y veniales, es un asunto de fe (concilio de Trento, sess, VI, c.xi y cánones 23-25; sess. XIV de poenit, c.v). Esta distinción es comúnmente rechazada por todos los herejes modernos y antiguos. En el siglo cuarto Jovino afirmó que todo pecado era igual en culpa y merecedor de algún castigo (St. Aug., “Ep. 167”, ii, n.4); Pelagio (q.v), afirmó que todo pecado priva al hombre de justicia y por lo tanto, es mortal; Wyclif, que no hay garantías en las Escrituras que diferencien el pecado en mortal y venial, y que la gravedad del pecado depende no de la calidad de la acción, sino en el grado de predestinación o reprobación de manera que el peor de los crímenes del predestinado es infinitamente menos que la mas leve falta del reprobado; Hus, que todas las acciones de los viciosos, son pecados mortales mientras que todos los actos del virtuoso, son buenos y virtuosos (Denz-Bann, 642); Lutero, que todos los pecados de los no creyentes son mortales y todos los pecado del regenerado, con excepción de la infidelidad, son veniales; Calvino, al igual que Wyclif, basa la diferencia entre el pecado mortal y el venial en la predestinación, pero agrega que un pecado es venial por la fe del pecador. La veinteava de las proposiciones condenadas de Baio reza: “No hay pecado venial por naturaleza, aunque todo pecado merece castigo eterno” (Denz-Bann., 1020). Hirscher en tiempos mas recientes, enseñó que todos los pecados que son completamente deliberados, son mortales, aunque negaba la distinción de pecados en razón de sus objetos, sino que ésta descansa en la imperfección del acto. (Kleutgen, 2nd ed., II, 284, etc.).  </div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><del class="diffchange diffchange-inline">B. Malicia del pecado venial.</del></div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline"><u>'''MALICIA DEL PECADO VENIAL'''</u></ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>La diferencia en la malicia del pecado mortal y venial consiste en lo siguiente: el pecado mortal es contrario al fin principal de la ley eterna, esto es, ataca la sustancia misma de la ley la cual comanda que ningún ser creado debe ser preferido a Dios en tanto fin o igualado a El, mientras que el pecado venial es sólo un desacuerdo con la ley, no contraria u opuesta a ella, no ataca su sustancia. Lo sustancial de la ley, su perfecto logro es entorpecido por el pecado venial.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>La diferencia en la malicia del pecado mortal y venial consiste en lo siguiente: el pecado mortal es contrario al fin principal de la ley eterna, esto es, ataca la sustancia misma de la ley la cual comanda que ningún ser creado debe ser preferido a Dios en tanto fin o igualado a El, mientras que el pecado venial es sólo un desacuerdo con la ley, no contraria u opuesta a ella, no ataca su sustancia. Lo sustancial de la ley, su perfecto logro es entorpecido por el pecado venial.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><del class="diffchange diffchange-inline">C. Condiciones.</del></div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline"><u>'''CONDICIONES'''</u></ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Es Cometido un pecado venial cuando la materia del pecado es liviano, aunque la advertencia del intelecto y el consentimiento de la voluntad son totales y deliberados, y, cuando, aunque la materia del pecado sea grave, no hay total advertencia por parte del intelecto y consentimiento total por parte de la voluntad. Un precepto, obliga sub gravis aquello que tiene por objeto un fin importante que lograr y su trasgresión está prohibida bajo pena de perder la amistad de Dios. Un precepto obliga sub levi cuando no está tan directamente impuesto.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Es Cometido un pecado venial cuando la materia del pecado es liviano, aunque la advertencia del intelecto y el consentimiento de la voluntad son totales y deliberados, y, cuando, aunque la materia del pecado sea grave, no hay total advertencia por parte del intelecto y consentimiento total por parte de la voluntad. Un precepto, obliga sub gravis aquello que tiene por objeto un fin importante que lograr y su trasgresión está prohibida bajo pena de perder la amistad de Dios. Un precepto obliga sub levi cuando no está tan directamente impuesto.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><del class="diffchange diffchange-inline">D. Efectos.</del></div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline"><u>'''EFECTOS'''</u></ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El pecado venial no priva al alma de la gracia santificante, ni la disminuye. No produce una mácula o mancha, como lo hace el pecado mortal, pero disminuye el lustre de la virtud – "In anima duplex est nitor, unus quiden habitualis, ex gratia sanctificante, alter actualis ex actibus virtutem, jamvero peccatum veniale impedit quidem fulgorem qui ex actibus virtutum oritur, non autem habitualem nitorem, quia non excludit nec minuit habitum charitatis" (I-II:89:1). El pecado venial frecuente y deliberado disminuye el fervor de la caridad, dispone al pecado mortal (I-II:88:3) y obstruye la recepción de gracias que de otra forma Dios daría. Disgusta a Dios y obliga al pecador a castigo temporal ya sea en su vida o en el Purgatorio. No podemos evitar todo pecado venial en esta vida. “Aunque el mas justo y pío ocasionalmente durante su vida cae en algunos leves pecados diarios, conocidos como veniales, no por ellos deja de ser considerado justo” (Concilio de Trento, sess VI, c. Xi). Y el cánon xxiii dice: “Se alguien declara que un hombre una vez absuelto, no puede pecar de nuevo, o que puede evitar para el resto de su vida todo pecado incluso venial, excomulguemoslo” pero de acuerdo a la opinión común, podemos evitar solo el que sean totalmente deliberados. El pecado venial puede coexistir con el pecado mortal en aquellos que estan separados de Dios por el pecado mortal. Este hecho no cambia su naturaleza o reparabilidad intrínseca, y el hecho que no sea coexistente con la caridad no es resultado de pecado venial sino del mortal. Es per accidens, por una razón extrínseca que el pecado venial en este caso sea irreparable y castigado en el infierno. Que el pecado venial puede aparecer en su verdadera naturaleza como esencialmente diferente al pecado mortal es considerado de facto coexistente con la caridad (I Cor, 3, 8-15). El pecado venial no necesita la gracia de absolución. Puede ser remitido con la oración, la contrición, la comunión ferviente y otras obras pías. Sin embargo, es laudable su confesión (Denz-Bann, 1539).</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>El pecado venial no priva al alma de la gracia santificante, ni la disminuye. No produce una mácula o mancha, como lo hace el pecado mortal, pero disminuye el lustre de la virtud – "In anima duplex est nitor, unus quiden habitualis, ex gratia sanctificante, alter actualis ex actibus virtutem, jamvero peccatum veniale impedit quidem fulgorem qui ex actibus virtutum oritur, non autem habitualem nitorem, quia non excludit nec minuit habitum charitatis" (I-II:89:1). El pecado venial frecuente y deliberado disminuye el fervor de la caridad, dispone al pecado mortal (I-II:88:3) y obstruye la recepción de gracias que de otra forma Dios daría. Disgusta a Dios y obliga al pecador a castigo temporal ya sea en su vida o en el Purgatorio. No podemos evitar todo pecado venial en esta vida. “Aunque el mas justo y pío ocasionalmente durante su vida cae en algunos leves pecados diarios, conocidos como veniales, no por ellos deja de ser considerado justo” (Concilio de Trento, sess VI, c. Xi). Y el cánon xxiii dice: “Se alguien declara que un hombre una vez absuelto, no puede pecar de nuevo, o que puede evitar para el resto de su vida todo pecado incluso venial, excomulguemoslo” pero de acuerdo a la opinión común, podemos evitar solo el que sean totalmente deliberados. El pecado venial puede coexistir con el pecado mortal en aquellos que estan separados de Dios por el pecado mortal. Este hecho no cambia su naturaleza o reparabilidad intrínseca, y el hecho que no sea coexistente con la caridad no es resultado de pecado venial sino del mortal. Es per accidens, por una razón extrínseca que el pecado venial en este caso sea irreparable y castigado en el infierno. Que el pecado venial puede aparecer en su verdadera naturaleza como esencialmente diferente al pecado mortal es considerado de facto coexistente con la caridad (I Cor, 3, 8-15). El pecado venial no necesita la gracia de absolución. Puede ser remitido con la oración, la contrición, la comunión ferviente y otras obras pías. Sin embargo, es laudable su confesión (Denz-Bann, 1539).</div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34820&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* Pecado Mortal */2015-06-20T03:44:24Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">Pecado Mortal</span></span></p>
<a href="https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34820&oldid=34819">Mostrar los cambios</a>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34819&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* División del Pecado */2015-06-20T03:27:44Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">División del Pecado</span></span></p>
<table class='diff diff-contentalign-left'>
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<col class='diff-content' />
<col class='diff-marker' />
<col class='diff-content' />
<tr style='vertical-align: top;'>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">← Revisión anterior</td>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">Revisión de 03:27 20 jun 2015</td>
</tr><tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 17:</td>
<td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 17:</td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><u>'''<del class="diffchange diffchange-inline">A. </del>PECADO MATERIAL Y FORMAL''':</u></div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><u>'''PECADO MATERIAL Y FORMAL''':</u></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Esta distinción está basada en la diferencia entre los elementos objetivos (el objeto en sí mismo, circunstancias) y los subjetivos (advertencia del pecado en el acto). Una acción que, de hecho, es contraria a la ley Divina pero no es conocida como tal por el agente, constituye un pecado material; mientras que el pecado formal es cometido cuando el agente libremente trasgrede la ley tal como se lo ha mostrado su conciencia, ya sea que tal ley realmente exista o si sólo se cree que existe por aquel que actúa. Por lo tanto, una persona que toma algo ajeno mientras piensa que es suyo, comete un pecado material; pero el pecado sería formal si toma lo ajeno en la creencia que pertenece al prójimo, sea ésta su creencia correcta o no.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Esta distinción está basada en la diferencia entre los elementos objetivos (el objeto en sí mismo, circunstancias) y los subjetivos (advertencia del pecado en el acto). Una acción que, de hecho, es contraria a la ley Divina pero no es conocida como tal por el agente, constituye un pecado material; mientras que el pecado formal es cometido cuando el agente libremente trasgrede la ley tal como se lo ha mostrado su conciencia, ya sea que tal ley realmente exista o si sólo se cree que existe por aquel que actúa. Por lo tanto, una persona que toma algo ajeno mientras piensa que es suyo, comete un pecado material; pero el pecado sería formal si toma lo ajeno en la creencia que pertenece al prójimo, sea ésta su creencia correcta o no.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''<u><del class="diffchange diffchange-inline">B. </del>PECADOS INTERNOS</u>'''</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''<u>PECADOS INTERNOS</u>'''</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Pecado que puede ser cometido no solo por actos externos sino también por la actividad interna de la mente fuera de cualquier manifestación externa, son simplemente los preceptos del Decálogo: “ No codiciarás los bienes ajenos” y del reproche de Cristo a los escribas y fariseos a quienes asemejó como “sepulcros blanqueados...llenos de inmundicia” (Mateo 23:27). De ahí que, el Concilio de Trento (Sess. XIV, c.v), al declarar que todos los pecados mortales deben ser confesados, hace especial mención a aquellos que son más secretos y que violan sólo los últimos dos preceptos del Decálogo, sumando que ellos “a veces hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los pecados cometidos abiertamente”. Usualmente, podemos distinguir tres tipos de pecados internos:</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Pecado que puede ser cometido no solo por actos externos sino también por la actividad interna de la mente fuera de cualquier manifestación externa, son simplemente los preceptos del Decálogo: “ No codiciarás los bienes ajenos” y del reproche de Cristo a los escribas y fariseos a quienes asemejó como “sepulcros blanqueados...llenos de inmundicia” (Mateo 23:27). De ahí que, el Concilio de Trento (Sess. XIV, c.v), al declarar que todos los pecados mortales deben ser confesados, hace especial mención a aquellos que son más secretos y que violan sólo los últimos dos preceptos del Decálogo, sumando que ellos “a veces hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los pecados cometidos abiertamente”. Usualmente, podemos distinguir tres tipos de pecados internos:</div></td></tr>
<tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 33:</td>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Cuando la acción es contraria a la ley natural y sin embargo dadas las circunstancias permitida, o en un estado particular de la vida, el deseo, si incluye aquellas circunstancia o ese estado como condiciones, no es pecado en sí mismo. Ej. Yo mataría así o asa si tuviera que hacerlo en defensa propia. Usualmente, sin embargo, tales deseos son peligrosos y por lo tanto ameritan reprimirlos. Si, por otro lado, la condición no elimina el pecado de la acción, el deseo es también pecaminoso. Este es claramente el caso donde la acción es intrínsecamente y absolutamente mala, ej. Blasfemia: uno no podría sin cometer pecado, tener el deseo – Blasfemaría contra Dios si no fuera malo; la condición es un imposible y por lo tanto, no afecta al deseo mismo. El placer tomado de un pensamiento pecaminoso (delectatio, gaudium) es, en términos generales, un pecado del mismo tipo y gravedad como la acción de la que es pensamiento. Sin embargo, mucho depende de los motivos por los cuales uno piensa en acciones pecadoras. El placer, por ejemplo, que se puede experimentar al estudiar la naturaleza de un asesinato o de cualquier otro crimen, en lograr ideas claras sobre el caso, trazando sus causas, determinando culpabilidad, etc, no es un pecado; por el contrario, a menudo es tanto útil como necesario. El caso es por su puesto distinto cuando el placer significa gratificación por el objeto pecaminoso o la acción en sí misma. Y, es evidentemente un pecado cuando uno se jacta de sus proezas malvadas y aún más por el escándalo otorgado.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Cuando la acción es contraria a la ley natural y sin embargo dadas las circunstancias permitida, o en un estado particular de la vida, el deseo, si incluye aquellas circunstancia o ese estado como condiciones, no es pecado en sí mismo. Ej. Yo mataría así o asa si tuviera que hacerlo en defensa propia. Usualmente, sin embargo, tales deseos son peligrosos y por lo tanto ameritan reprimirlos. Si, por otro lado, la condición no elimina el pecado de la acción, el deseo es también pecaminoso. Este es claramente el caso donde la acción es intrínsecamente y absolutamente mala, ej. Blasfemia: uno no podría sin cometer pecado, tener el deseo – Blasfemaría contra Dios si no fuera malo; la condición es un imposible y por lo tanto, no afecta al deseo mismo. El placer tomado de un pensamiento pecaminoso (delectatio, gaudium) es, en términos generales, un pecado del mismo tipo y gravedad como la acción de la que es pensamiento. Sin embargo, mucho depende de los motivos por los cuales uno piensa en acciones pecadoras. El placer, por ejemplo, que se puede experimentar al estudiar la naturaleza de un asesinato o de cualquier otro crimen, en lograr ideas claras sobre el caso, trazando sus causas, determinando culpabilidad, etc, no es un pecado; por el contrario, a menudo es tanto útil como necesario. El caso es por su puesto distinto cuando el placer significa gratificación por el objeto pecaminoso o la acción en sí misma. Y, es evidentemente un pecado cuando uno se jacta de sus proezas malvadas y aún más por el escándalo otorgado.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''<u><del class="diffchange diffchange-inline">C. </del>PECADOS CAPITALES O VICIOS</u>'''</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''<u>PECADOS CAPITALES O VICIOS</u>'''</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Entonces, no es la gravedad del vicio en sí mismo que lo torna en capital sino el hecho que da origen a muchos otros pecados. Estos son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como vanagloria (orgullo), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. Escritores anteriores habían distinguido 8 pecados capitales: Así también San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.) El número siete, sin embargo, fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.  </div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Entonces, no es la gravedad del vicio en sí mismo que lo torna en capital sino el hecho que da origen a muchos otros pecados. Estos son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como vanagloria (orgullo), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. Escritores anteriores habían distinguido 8 pecados capitales: Así también San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.) El número siete, sin embargo, fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.  </div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34818&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* División del Pecado */2015-06-20T03:24:35Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">División del Pecado</span></span></p>
<table class='diff diff-contentalign-left'>
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<tr style='vertical-align: top;'>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">← Revisión anterior</td>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">Revisión de 03:24 20 jun 2015</td>
</tr><tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 17:</td>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''A. <del class="diffchange diffchange-inline">Pecado Material y Formal:</del>'''</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline"><u></ins>'''A. <ins class="diffchange diffchange-inline">PECADO MATERIAL Y FORMAL</ins>'''<ins class="diffchange diffchange-inline">:</u></ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Esta distinción está basada en la diferencia entre los elementos objetivos (el objeto en sí mismo, circunstancias) y los subjetivos (advertencia del pecado en el acto). Una acción que, de hecho, es contraria a la ley Divina pero no es conocida como tal por el agente, constituye un pecado material; mientras que el pecado formal es cometido cuando el agente libremente trasgrede la ley tal como se lo ha mostrado su conciencia, ya sea que tal ley realmente exista o si sólo se cree que existe por aquel que actúa. Por lo tanto, una persona que toma algo ajeno mientras piensa que es suyo, comete un pecado material; pero el pecado sería formal si toma lo ajeno en la creencia que pertenece al prójimo, sea ésta su creencia correcta o no.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Esta distinción está basada en la diferencia entre los elementos objetivos (el objeto en sí mismo, circunstancias) y los subjetivos (advertencia del pecado en el acto). Una acción que, de hecho, es contraria a la ley Divina pero no es conocida como tal por el agente, constituye un pecado material; mientras que el pecado formal es cometido cuando el agente libremente trasgrede la ley tal como se lo ha mostrado su conciencia, ya sea que tal ley realmente exista o si sólo se cree que existe por aquel que actúa. Por lo tanto, una persona que toma algo ajeno mientras piensa que es suyo, comete un pecado material; pero el pecado sería formal si toma lo ajeno en la creencia que pertenece al prójimo, sea ésta su creencia correcta o no.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''B. <del class="diffchange diffchange-inline">Pecados Internos.</del>'''</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''<ins class="diffchange diffchange-inline"><u></ins>B. <ins class="diffchange diffchange-inline">PECADOS INTERNOS</u></ins>'''</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Pecado que puede ser cometido no solo por actos externos sino también por la actividad interna de la mente fuera de cualquier manifestación externa, son simplemente los preceptos del Decálogo: “ No codiciarás los bienes ajenos” y del reproche de Cristo a los escribas y fariseos a quienes asemejó como “sepulcros blanqueados...llenos de inmundicia” (Mateo 23:27). De ahí que, el Concilio de Trento (Sess. XIV, c.v), al declarar que todos los pecados mortales deben ser confesados, hace especial mención a aquellos que son más secretos y que violan sólo los últimos dos preceptos del Decálogo, sumando que ellos “a veces hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los pecados cometidos abiertamente”. Usualmente, podemos distinguir tres tipos de pecados internos:</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Pecado que puede ser cometido no solo por actos externos sino también por la actividad interna de la mente fuera de cualquier manifestación externa, son simplemente los preceptos del Decálogo: “ No codiciarás los bienes ajenos” y del reproche de Cristo a los escribas y fariseos a quienes asemejó como “sepulcros blanqueados...llenos de inmundicia” (Mateo 23:27). De ahí que, el Concilio de Trento (Sess. XIV, c.v), al declarar que todos los pecados mortales deben ser confesados, hace especial mención a aquellos que son más secretos y que violan sólo los últimos dos preceptos del Decálogo, sumando que ellos “a veces hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los pecados cometidos abiertamente”. Usualmente, podemos distinguir tres tipos de pecados internos:</div></td></tr>
<tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 33:</td>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Cuando la acción es contraria a la ley natural y sin embargo dadas las circunstancias permitida, o en un estado particular de la vida, el deseo, si incluye aquellas circunstancia o ese estado como condiciones, no es pecado en sí mismo. Ej. Yo mataría así o asa si tuviera que hacerlo en defensa propia. Usualmente, sin embargo, tales deseos son peligrosos y por lo tanto ameritan reprimirlos. Si, por otro lado, la condición no elimina el pecado de la acción, el deseo es también pecaminoso. Este es claramente el caso donde la acción es intrínsecamente y absolutamente mala, ej. Blasfemia: uno no podría sin cometer pecado, tener el deseo – Blasfemaría contra Dios si no fuera malo; la condición es un imposible y por lo tanto, no afecta al deseo mismo. El placer tomado de un pensamiento pecaminoso (delectatio, gaudium) es, en términos generales, un pecado del mismo tipo y gravedad como la acción de la que es pensamiento. Sin embargo, mucho depende de los motivos por los cuales uno piensa en acciones pecadoras. El placer, por ejemplo, que se puede experimentar al estudiar la naturaleza de un asesinato o de cualquier otro crimen, en lograr ideas claras sobre el caso, trazando sus causas, determinando culpabilidad, etc, no es un pecado; por el contrario, a menudo es tanto útil como necesario. El caso es por su puesto distinto cuando el placer significa gratificación por el objeto pecaminoso o la acción en sí misma. Y, es evidentemente un pecado cuando uno se jacta de sus proezas malvadas y aún más por el escándalo otorgado.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Cuando la acción es contraria a la ley natural y sin embargo dadas las circunstancias permitida, o en un estado particular de la vida, el deseo, si incluye aquellas circunstancia o ese estado como condiciones, no es pecado en sí mismo. Ej. Yo mataría así o asa si tuviera que hacerlo en defensa propia. Usualmente, sin embargo, tales deseos son peligrosos y por lo tanto ameritan reprimirlos. Si, por otro lado, la condición no elimina el pecado de la acción, el deseo es también pecaminoso. Este es claramente el caso donde la acción es intrínsecamente y absolutamente mala, ej. Blasfemia: uno no podría sin cometer pecado, tener el deseo – Blasfemaría contra Dios si no fuera malo; la condición es un imposible y por lo tanto, no afecta al deseo mismo. El placer tomado de un pensamiento pecaminoso (delectatio, gaudium) es, en términos generales, un pecado del mismo tipo y gravedad como la acción de la que es pensamiento. Sin embargo, mucho depende de los motivos por los cuales uno piensa en acciones pecadoras. El placer, por ejemplo, que se puede experimentar al estudiar la naturaleza de un asesinato o de cualquier otro crimen, en lograr ideas claras sobre el caso, trazando sus causas, determinando culpabilidad, etc, no es un pecado; por el contrario, a menudo es tanto útil como necesario. El caso es por su puesto distinto cuando el placer significa gratificación por el objeto pecaminoso o la acción en sí misma. Y, es evidentemente un pecado cuando uno se jacta de sus proezas malvadas y aún más por el escándalo otorgado.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''C. <del class="diffchange diffchange-inline">Pecados Capitales o Vicios:</del>'''</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>'''<ins class="diffchange diffchange-inline"><u></ins>C. <ins class="diffchange diffchange-inline">PECADOS CAPITALES O VICIOS</u></ins>'''</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Entonces, no es la gravedad del vicio en sí mismo que lo torna en capital sino el hecho que da origen a muchos otros pecados. Estos son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como vanagloria (orgullo), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. Escritores anteriores habían distinguido 8 pecados capitales: Así también San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.) El número siete, sin embargo, fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.  </div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Entonces, no es la gravedad del vicio en sí mismo que lo torna en capital sino el hecho que da origen a muchos otros pecados. Estos son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como vanagloria (orgullo), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. Escritores anteriores habían distinguido 8 pecados capitales: Así también San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.) El número siete, sin embargo, fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.  </div></td></tr>
</table>Luz María Hernández Medinahttps://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Pecado&diff=34817&oldid=prevLuz María Hernández Medina: /* División del Pecado */2015-06-20T03:16:46Z<p><span dir="auto"><span class="autocomment">División del Pecado</span></span></p>
<table class='diff diff-contentalign-left'>
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<tr style='vertical-align: top;'>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">← Revisión anterior</td>
<td colspan='2' style="background-color: white; color:black; text-align: center;">Revisión de 03:16 20 jun 2015</td>
</tr><tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 17:</td>
<td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 17:</td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>[[Archivo:Condenación eterna.jpg|300px|thumb|left|El infierno espera al pecador que no se arrepiente]]En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto positivo contrario a algunos preceptos prohibitivos; un pecado de omisión es una falta de hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (I-II:72:5) En cuanto a su malicia, los pecados se distinguen en pecados de ignorancia, pasión o dolencia, y malicia; en cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis, oris, operis); en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es, sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en el uso general.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>A. Pecado Material y Formal:</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>A. Pecado Material y Formal:<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Esta distinción está basada en la diferencia entre los elementos objetivos (el objeto en sí mismo, circunstancias) y los subjetivos (advertencia del pecado en el acto). Una acción que, de hecho, es contraria a la ley Divina pero no es conocida como tal por el agente, constituye un pecado material; mientras que el pecado formal es cometido cuando el agente libremente trasgrede la ley tal como se lo ha mostrado su conciencia, ya sea que tal ley realmente exista o si sólo se cree que existe por aquel que actúa. Por lo tanto, una persona que toma algo ajeno mientras piensa que es suyo, comete un pecado material; pero el pecado sería formal si toma lo ajeno en la creencia que pertenece al prójimo, sea ésta su creencia correcta o no.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Esta distinción está basada en la diferencia entre los elementos objetivos (el objeto en sí mismo, circunstancias) y los subjetivos (advertencia del pecado en el acto). Una acción que, de hecho, es contraria a la ley Divina pero no es conocida como tal por el agente, constituye un pecado material; mientras que el pecado formal es cometido cuando el agente libremente trasgrede la ley tal como se lo ha mostrado su conciencia, ya sea que tal ley realmente exista o si sólo se cree que existe por aquel que actúa. Por lo tanto, una persona que toma algo ajeno mientras piensa que es suyo, comete un pecado material; pero el pecado sería formal si toma lo ajeno en la creencia que pertenece al prójimo, sea ésta su creencia correcta o no.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>B. Pecados Internos.</div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>B. Pecados Internos.<ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Pecado que puede ser cometido no solo por actos externos sino también por la actividad interna de la mente fuera de cualquier manifestación externa, son simplemente los preceptos del Decálogo: “ No codiciarás los bienes ajenos” y del reproche de Cristo a los escribas y fariseos a quienes asemejó como “sepulcros blanqueados...llenos de inmundicia” (Mateo 23:27). De ahí que, el Concilio de Trento (Sess. XIV, c.v), al declarar que todos los pecados mortales deben ser confesados, hace especial mención a aquellos que son más secretos y que violan sólo los últimos dos preceptos del Decálogo, sumando que ellos “a veces hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los pecados cometidos abiertamente”. Usualmente, podemos distinguir tres tipos de pecados internos:</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Pecado que puede ser cometido no solo por actos externos sino también por la actividad interna de la mente fuera de cualquier manifestación externa, son simplemente los preceptos del Decálogo: “ No codiciarás los bienes ajenos” y del reproche de Cristo a los escribas y fariseos a quienes asemejó como “sepulcros blanqueados...llenos de inmundicia” (Mateo 23:27). De ahí que, el Concilio de Trento (Sess. XIV, c.v), al declarar que todos los pecados mortales deben ser confesados, hace especial mención a aquellos que son más secretos y que violan sólo los últimos dos preceptos del Decálogo, sumando que ellos “a veces hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los pecados cometidos abiertamente”. Usualmente, podemos distinguir tres tipos de pecados internos:</div></td></tr>
<tr><td colspan="2" class="diff-lineno">Línea 33:</td>
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<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Cuando la acción es contraria a la ley natural y sin embargo dadas las circunstancias permitida, o en un estado particular de la vida, el deseo, si incluye aquellas circunstancia o ese estado como condiciones, no es pecado en sí mismo. Ej. Yo mataría así o asa si tuviera que hacerlo en defensa propia. Usualmente, sin embargo, tales deseos son peligrosos y por lo tanto ameritan reprimirlos. Si, por otro lado, la condición no elimina el pecado de la acción, el deseo es también pecaminoso. Este es claramente el caso donde la acción es intrínsecamente y absolutamente mala, ej. Blasfemia: uno no podría sin cometer pecado, tener el deseo – Blasfemaría contra Dios si no fuera malo; la condición es un imposible y por lo tanto, no afecta al deseo mismo. El placer tomado de un pensamiento pecaminoso (delectatio, gaudium) es, en términos generales, un pecado del mismo tipo y gravedad como la acción de la que es pensamiento. Sin embargo, mucho depende de los motivos por los cuales uno piensa en acciones pecadoras. El placer, por ejemplo, que se puede experimentar al estudiar la naturaleza de un asesinato o de cualquier otro crimen, en lograr ideas claras sobre el caso, trazando sus causas, determinando culpabilidad, etc, no es un pecado; por el contrario, a menudo es tanto útil como necesario. El caso es por su puesto distinto cuando el placer significa gratificación por el objeto pecaminoso o la acción en sí misma. Y, es evidentemente un pecado cuando uno se jacta de sus proezas malvadas y aún más por el escándalo otorgado.</div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>Cuando la acción es contraria a la ley natural y sin embargo dadas las circunstancias permitida, o en un estado particular de la vida, el deseo, si incluye aquellas circunstancia o ese estado como condiciones, no es pecado en sí mismo. Ej. Yo mataría así o asa si tuviera que hacerlo en defensa propia. Usualmente, sin embargo, tales deseos son peligrosos y por lo tanto ameritan reprimirlos. Si, por otro lado, la condición no elimina el pecado de la acción, el deseo es también pecaminoso. Este es claramente el caso donde la acción es intrínsecamente y absolutamente mala, ej. Blasfemia: uno no podría sin cometer pecado, tener el deseo – Blasfemaría contra Dios si no fuera malo; la condición es un imposible y por lo tanto, no afecta al deseo mismo. El placer tomado de un pensamiento pecaminoso (delectatio, gaudium) es, en términos generales, un pecado del mismo tipo y gravedad como la acción de la que es pensamiento. Sin embargo, mucho depende de los motivos por los cuales uno piensa en acciones pecadoras. El placer, por ejemplo, que se puede experimentar al estudiar la naturaleza de un asesinato o de cualquier otro crimen, en lograr ideas claras sobre el caso, trazando sus causas, determinando culpabilidad, etc, no es un pecado; por el contrario, a menudo es tanto útil como necesario. El caso es por su puesto distinto cuando el placer significa gratificación por el objeto pecaminoso o la acción en sí misma. Y, es evidentemente un pecado cuando uno se jacta de sus proezas malvadas y aún más por el escándalo otorgado.</div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'>−</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #ffe49c; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>C. <del class="diffchange diffchange-inline">El Pecado Capital </del>o Vicios<del class="diffchange diffchange-inline">.</del></div></td><td class='diff-marker'>+</td><td style="color:black; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #a3d3ff; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div><ins class="diffchange diffchange-inline">'''</ins>C. <ins class="diffchange diffchange-inline">Pecados Capitales </ins>o Vicios<ins class="diffchange diffchange-inline">:'''</ins></div></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"></td></tr>
<tr><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Entonces, no es la gravedad del vicio en sí mismo que lo torna en capital sino el hecho que da origen a muchos otros pecados. Estos son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como vanagloria (orgullo), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. Escritores anteriores habían distinguido 8 pecados capitales: Así también San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.) El número siete, sin embargo, fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.  </div></td><td class='diff-marker'> </td><td style="background-color: #f9f9f9; color: #333333; font-size: 88%; border-style: solid; border-width: 1px 1px 1px 4px; border-radius: 0.33em; border-color: #e6e6e6; vertical-align: top; white-space: pre-wrap;"><div>De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Entonces, no es la gravedad del vicio en sí mismo que lo torna en capital sino el hecho que da origen a muchos otros pecados. Estos son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como vanagloria (orgullo), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. Escritores anteriores habían distinguido 8 pecados capitales: Así también San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.) El número siete, sin embargo, fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.  </div></td></tr>
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