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Jueves, 18 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Paraíso Terrenal»

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(Paradeisos, paradisus)  
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'''Paraíso Terrenal''' ([[Lengua y Literatura Hebreas | hebreo]]: PRDM, [[Grecia| griego]]: ''paradeisos, Paradi sus'' ) es el nombre dado popularmente en la [[Tradición y Magisterio Vivo | tradición]] [[cristianismo |cristiana]] al Jardín del Edén [[Biblia| bíblico]], la casa de nuestros [[Adán | primeros padres]] ([[Génesis]] 2).   La palabra paraíso es probablemente de origen [[Persia |persa]] y significaba originalmente un parque real o suelo de placer. El término no aparece en el latín de la época clásica, ni en los escritores griegos anteriores a la época de Jenofonte. En el [[Antiguo Testamento]] se encuentra solamente en los escritos hebreos tardíos en la forma (''Pardês'') tras haber sido tomado, sin duda, del persa.  Un ejemplo ilustrativo del origen y significado primario del término aparece en [[Nehemías]] (2,8), donde "Asaf, guarda del bosque del rey" (HPRDM, ''happerdês'') es el custodio del parque real del gobernante persa.  
Se trata del nombre que popularmente se le asignó en la tradición cristiana al Jardín del Edén, lugar de nuestros primeros padres (Gen., ii). La palabra paraíso probablemente tiene un origen Persa y se refería a un parque de la realeza o de placer. El término no aparece en los escritores latinos o clásicos del período griego antes de Cenofon. En el antiguo testamento se encuentra solamente en los últimos escritos de los Hebreos y se considera que es un término que sin lugar a dudas se había tomado del lenguaje persa.
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Una ilustración instructiva del origen y del significado original aparece en II Esdras (ii,8) donde “Asaph el guardián del bosque del rey” (happerdes) es el custodio del parque real de un gobernante persa. La asociación con el término arriba mencionado con nuestros padres no aparece en el viejo testamente hebreo. Se origina en el hecho de que la palabra paradeisos fue adoptada aunque no de manera exclusiva, por traductores de la septuagésima a fin de hacerla equivalente a una palabra hebrea en función del jardín del Edén que se describe en el segundo capítulo del Génesis.
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La asociación del término con la morada de nuestros primeros padres no aparece en el Antiguo Testamento hebreo; se originó en el hecho de que la palabra ''paradeisos'' fue adoptada, aunque no exclusivamente, por los traductores de [[Versión de los Setenta | los Setenta]] para traducir el [[Lengua y Literatura Hebreas | hebreo]] para el Jardín del Edén que se describe en el capítulo 2 del Génesis.   Se utiliza asimismo en diversos pasajes de los Setenta donde el hebreo tiene generalmente "jardín", sobre todo si se desea trasmitir la [[idea]] de una portentosa belleza.  Así, en Génesis 13,10 se describe la “vega del [[el Jordán | Jordán]]" como un "paraíso del [[Yahveh | Señor]]" (traducido seguido por la [[Revisión de la Vulgata | Vulgata]]). Cf. [[Números | Núm.]] 24,6 (griego) donde se hace referencia a la hermosa formación de las tiendas de [[israelitas |Israel]], también [[Isaías]] 1,30; [[Ezequiel |Eze.]] 31,8-9, etc.  Los interesados en la especulación en cuanto a la probable ubicación del Jardín del Edén bíblico, el hogar primigenio de la [[Raza Humana |humanidad]], deben referirse a la obra erudita de Friedrich Delitsch, "Wo lag das Paradies? ([[Berlín]], 1881). 
  
De similar manera el vocablo se utiliza en otros pasajes de la septuagésima donde el hebreo generalmente indicaba “jardín” especialmente si la idea era indicar un lugar de belleza maravillosa. Por lo tanto en Gen.,xiii, 10 el “lugar cerca del Jordán” se describe como “Paraíso del Señor” (algo que se toma de la Vulgata). Cf. Números, xxiv, 6 (del griego) donde la referencia se hace a una bella disposición de tiendas de campaña de Israel lo cual también se indica en Isaías i, 30, Ezequiel , xxxi, 8, 9, etc.
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En el período del [[Nuevo Testamento]] la palabra paraíso aparece con un nuevo y más elevado significado.  En el desarrollo de la [[escatología]] [[judaísmo |judía]] que marca la época posterior al [[Cautiverios de los Israelitas |Exilio]] la palabra paraíso o "Jardín de [[Dios]]", hasta ahora principalmente asociada con la morada original de nuestros [[Eva | primeros padres]], comenzó a denotar la futura residencia de descanso y disfrute que sería la recompensa de los justos después de la muerte. El término aparece sólo tres veces en el Nuevo Testamento, aunque la idea que representa se expresa a menudo en otros términos, por ejemplo,  el "[[Seno de Abraham| seno de Abraham]]" ([[Evangelio según San Lucas |Lucas]] 16,22). El significado de la palabra en estos pocos y notables pasajes se puede determinar sólo por el contexto y por referencia a las nociones escatológicas en boga entre los judíos de ese período.    Estas opiniones se recogen principalmente de la literatura [[Rabí y Rabinismo | rabínica]], de las obras de [[Flavio Josefo | Josefo]] y de los escritos [[apócrifo]]s, especialmente el [[Libro de Henoc]], el [[Libro de los Jubileos]], el [[Apocalipsis]] de [[Baruc]], etc. Una inspección de estas fuentes revela una gran confusión de ideas y muchas contradicciones respecto al futuro paraíso, como también en relación con el Jardín del Edén original y la condición de nuestros primeros [[padres]]. 
  
Interesantes especulaciones referentes a la probable localización del jardín del Edén de las escrituras y hogar inicial de la humanidad son abordadas por Federico Delitsch, “Wo lag das Paradies?” (Berlín, 1881). En el período del Nuevo Testamento la palabra Paraíso aparece con un significado Nuevo y más exaltado. En el desarrollo de los estudios judíos que marcan la época después del Éxodo, la palabra paraíso o “Jardín de Dios” se utiliza asociada generalmente con el primer lugar de habitación de nuestros padres y el significado se transfiere luego a un lugar en el cual serán compensados quienes actúen de una manera piadosa luego de la muerte.
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Las referencias dispersas al Seol que encarnan las vagas [[creencia]]s escatológicas de los hebreos, tal como se expresan en los primeros escritos del Nuevo Testamento dan lugar en estos tratados posteriores a la elaboración de teorías elaboradas con descripciones detalladas y especulaciones a menudo del carácter más fantasioso.   Como muestra de estos se puede señalar la que se encuentra en el tracto del [[Talmud | talmúdico]] "Jalkut Schim., Bereschith, 20".  Según esta descripción la entrada al paraíso se hace a través de dos puertas de rubíes al lado de las cuales se destacan sesenta miríadas de [[santidad |santos]] [[ángeles]] con rostros radiantes de esplendor celestial.  Cuando un [[hombre]] [[justicia | justo]] entra, se le quitan las vestiduras de la muerte; es vestido con ocho túnicas de las nubes de [[gloria]]; se le colocan dos coronas sobre su cabeza, una de perlas y [[Piedras Preciosas en la Biblia | piedras preciosas]] y la otra de oro; se colocan en sus manos ocho mirtos y se le da la bienvenida con un gran aplauso, etc.  
  
El término paraíso se menciona solamente tres veces en el Nuevo Testamento, aunque la idea a que refiere frecuentemente se expresa en otros términos, como “el lugar de Abraham” (Lucas, xvi, 22). El significado se representa y puede ser determinado solamente en términos del contexto y de las nociones judías de ese período.
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Parece que algunas autoridades rabínicas identifican el paraíso del futuro con el Jardín del Edén primitivo que se supone existe todavía y que está situado en algún lugar del Oriente lejano.  Según algunos era una morada terrenal, del que a veces se dice que fue creado antes que el resto del mundo (4 Esdras 3,7, cf. 8,52); otros lo convierten en un complemento del Seol subterráneo, mientras que otros lo colocan en o cerca del [[cielo]].  Se creía que en el paraíso existen diferentes grados de beatitud.    Se decía que dentro de él existen siete rangos u órdenes, y se daban definiciones tanto para los dueños de tales posiciones como para las glorias que pertenecen a cada uno ("Baba bathra", 75 a, citado por Salmond, Hastings, "Dicc. de la Biblia", s.v. "Paradise ").    
  
Estas perspectivas sobre el término fundamentalmente son reunidas a partir de la literatura rabínica, los trabajos de Josefo, los escritos apócrifos notablemente el libro de Enoc, el libro de los Jubileos, el Apocalipsis de Baruch, etc. Una inspección de estas fuentes revela una gran confusión de ideas y muchas contradicciones en relación con el futuro paraíso tal y como originalmente se ha hecho referencia en relación al Jardín del Edén y a la condición de vida de nuestros primeros padres.
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La incertidumbre y confusión de las [[idea]]s [[judaísmo | judías]] actuales sobre el paraíso pueden explicar la falta de referencia a él en el [[Nuevo Testamento]]. La primera mención de la palabra aparece en [[Evangelio según San Lucas |Lucas]] 23,43, donde [[Jesucristo |Jesús]] en [[la Cruz Auténtica | la cruz]] le dice al ladrón penitente: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso".  De acuerdo con la interpretación predominante de los [[Teología Dogmática | teólogos]] y [[Comentarios Bíblicos| comentaristas]] [[católico]]s, el paraíso en este caso se utiliza como sinónimo de los cielos de los bendecidos al que el ladrón había de acompañar al Salvador, junto con las [[almas]] de los justos de la [[Legislación de Moisés |antigua ley]] que esperaban la venida del [[redención | Redentor]].  En la [[Epístolas a los Corintios |Segunda Epístola a los Corintios]] (12,4) [[San Pablo]], al describir uno de sus [[éxtasis]], les dice a sus lectores que fue "arrebatado al paraíso". Aquí el término parece indicar claramente el estado celestial o morada de los bienaventurados, que implica posiblemente una ojeada de la [[Visión Beatífica | visión beatífica]]. La referencia no puede ser de ninguna forma al paraíso terrenal, sobre todo si consideramos la expresión paralela en el versículo 2, donde, al relatar una experiencia similar, dice que fue "arrebatado hasta el tercer cielo".  
  
Las referencias de Sheol aparecen como creencias hebreas que se expresaron en los primeros escritos del Antiguo Testamento y dieron lugar posteriormente a tratados en los cuales se elaboraban teorías que tenía descripciones muy detalladas y especulaciones acerca de las características de ese lugar especial. Un ejemplo de esto puede ser encontrado en el texto del Talmud “Jalkut Schim., Bereschith, 20”. De conformidad con esta descripción la entrada al Paraíso tenía dos puertas hechas de rubíes detrás de las cuales aparecían 60 grupos muy numerosos de santos ángeles y un esplendor celestial.
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La tercera y última mención del paraíso en el Nuevo Testamento ocurre en [[Apocalipsis]] (2,7), donde [[Evangelio según San Juan|San Juan]], al recibir en una [[Visiones y Apariciones | visión]] un mensaje divino para el "[[Ángels de las Iglesias | ángel]] de la iglesia de [[Éfeso]]", oye estas palabras: "Al que venciere, le daré a comer del árbol de la [[vida]], que está en el paraíso de mi [[Dios]]."    En este pasaje la palabra se utiliza claramente para designar el [[Reino de Dios | reino celestial]], aunque las imágenes son tomadas de la descripción del Jardín del Edén primitivo en el Libro del [[Génesis]]. Según la [[Teología Dogmática | teología]] católica basada en el relato [[Biblia| bíblico]], la condición original de nuestros [[Adán | primeros padres]] fue una de perfecta inocencia e integridad.  Por esto último se entiende que estaban dotados de muchas prerrogativas que, aunque pertenecientes al orden natural, no se debían a la [[naturaleza]] [[hombre |humana]] como tal ---de ahí que a veces se les llama preternaturales. Entre las principales estaban un alto grado de [[conocimiento]] infuso, la [[inmortalidad]] física, la ausencia de dolor y la inmunidad contra los impulsos o inclinaciones [[mal]]vadas.  En otras palabras, la naturaleza inferior o animal en el [[hombre]] estaba sometida perfectamente al control de la [[razón]] y la [[voluntad]].  Además de esto, nuestros primeros [[padres]] también estaban dotados con la [[Gracia Santificante | gracia]] santificante por la que se elevaban al [[Orden Sobrenatural | orden sobrenatural]]. Pero todos estos [[Don Sobrenatural | dones]] gratuitos se perdieron por la desobediencia de [[Adán]] "en quien todos pecaron" y que era "una [[Tipos en la Escritura | figura]] del que había de venir" ([[Epístola a los Romanos | Rom.]] 5) a restaurar al hombre caído, no a un paraíso terrenal, sino a uno celestial.
  
Cuando un hombre piadoso o correcto entraba allí las vestiduras de la muerte se le removían y era arropado con seis pliegos a manera de nubes de gloria. Dos coronas eran colocadas sobre su cabeza una de perlas y piedras preciosas y la otra de oro. Se le colocaban ornamentos en sus manos y la bienvenida se le brindaba con un gran aplauso, etc.
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Según [[Flavio Josefo | Josefo]] (Ant. Jud., I, I, 3), el Nilo es uno de los cuatro grandes ríos del paraíso (Gén. 2,10 ss.). Esta opinión, que ha sido adoptada por muchos [[Comentarios Bíblicos | comentaristas]], se basa principalmente en la relación descrita entre el Guijón, uno de los ríos aún no identificados, y la tierra de [[Kus | Kuš]], que, al menos en los últimos [[tiempo]]s, se identificó con [[Etiopía]] o [[Abisinia]] moderna (cf. [[Revisión de la Vulgata | Vulgata]], [[Génesis | Gén.]] 2,13).  Sin embargo, los eruditos modernos se inclinan a considerar este Kus [[África |africano]] como una simple colonia establecida por tribus que emigran de una provincia de origen [[Asia | asiático]] del mismo nombre, la cual F. Delitsch (op. cit., 71) en [[Babilonia]] y Hommel ("Antigua Tradición Hebrea", 314 ss.) en [[Arabia]] Central.
  
Algunas de las autoridades rabínicas parecen identificar el Paraíso con el Jardín del Edén que se supone habría tenido existencia en algún lugar del Lejano Oriente. De acuerdo a algunos autores se ha mencionado que tal lugar habría sido creado antes del resto del mundo (IV Esdras iii, 7, cf. viii, 52). Otros autores lo colocan de manera adjunta como un subterráneo de Sheol mientras que otros lo colocan dentro o muy cercano de la localización del cielo. Se creía que había en el paraíso diferentes grados de santidad.
 
  
Se consideraban siete rangos u órdenes de hombres piadosos que estarían dentro de sus clasificaciones y que muchas diferentes posiciones y sentidos de gloria eran pertinentes para cada uno “Baba bathra”, 75 a, quien es citada por Salmon. Hastings, “Diccionario de la Biblia”, s.v. “Paraíso”. La carencia de certeza y confusión de las actuales ideas judías acerca del paraíso puede explicar el estado de referencia que se hace en el Nuevo Testamento.
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'''Bibliografía''':  HURTER, Theologioe Dogmaticoe Compendium, II (Innsbruck, 1893), 264-83; VON HUMMELAUER, Comment. in Genesim (París, 1895): Comment. in Cap. II; VIGOUROUX, Dict. de la Bible, s.v.; GIGOT, Special Introduction to the Study of the Old Testament, Pt. I, 168 ss. (Nueva York, 1901).
  
La primera mención de la palabra en el Nuevo Testamento ocurre en Lucas, xxiii, 43, donde Jesús en la cruz le dice al buen ladrón: “En verdad te digo que este día estarás conmigo en el paraíso”. De conformidad con la interpretación prevaleciente de teólogos católicos y comentaristas el Paraíso en este caso es usado como un sinónimo de cielo al cual el ladrón acompañaría al Salvador de manera conjunta con las almas de los piadosos que habían seguido la vieja ley que estarían esperando la venida del Redentor.  
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'''Fuente''':  Driscoll, James F. "Terrestrial Paradise." The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912. 4 Feb. 2013 <http://www.newadvent.org/cathen/14519a.htm>.
  
En II Corintios (xii, 4) San Pablo señala a los lectores, uno de sus éxtasis indicando que él fue “llevado al paraíso”. Aquí el término parece indicar que el estado celestial está implicado en la posibilidad de una visión beatífica. La referencia no puede ser en este caso, a un paraíso terrestre, especialmente cuando consideramos la expresión en el versículo 2, cuando el santo indica que fue “llevado al tercer cielo”.
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Traducido por Giovanni E. Reyes.  lhm
 
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La tercera y última mención a la palabra Paraíso en el Nuevo Testamento ocurre en el Apocalipsis (ii, 7), donde San Juan, recibiendo la visión y un mensaje divino por parte del “Ángel de la Iglesia de Efeso”, escucha estas palabras: “Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en el paraíso de Dios”. En este pasaje, la palabra designa claramente un reino celestial, aunque la imagen está tomada de la descripción del Jardín del Edén del Libro de Génesis.
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De conformidad con la teología Católica basada en recuentos bíblicos, la condición original de nuestros primeros padres fue la de perfecta inocencia e integridad. Por esto último se comprende que a ellos se les concedió tener muchas prerrogativas, las cuales, al permanecer en el orden natural, no fueron de naturaleza humana; las que se denominan en ocasiones, condiciones pre-naturales. Entre las principales de ellas se encuentra la posesión de conocimiento, la inmortalidad del cuerpo, estar libres de dolor e inmunes a los impulsos e inclinaciones del mal.
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En otras palabras, la naturaleza baja o animal, dentro del hombre, estaba perfectamente sujeta al control de la razón y la voluntad. Además de esto, nuestros primeros padres también tuvieron la capacidad de tener la gracia santificante, mediante la cual se elevaban a un plano sobrenatural. Todas estas concesiones fueron interrumpidas por la desobediencia de Adán, y de “todos lo que han pecado”, y serían restauradas al hombre mediante la “figura de Quien ha de venir” (Rom., v); tal restauración no sería dada en la tierra, sino en el Paraíso Celestial.
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De conformidad con Josefo (Ant. Jud., i, 3) el Nilo es uno de los cuatro ríos del Paraíso (Gen., ii, 10 y siguientes). Este punto de vista ha sido adoptado por muchos comentaristas, y está basado en la conexión que se describe en Gehon, uno de los ríos aún no identificados, en la tierra de Cush; en los últimos tiempos, esta tierra fue identificada con Etiopía, o la moderna Abysinia (cf. Vulgata, Gen., ii, 13).
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Otros académicos, no obstante, se inclinan a pensar que el Cush en África, se refiere simplemente a un asentamiento de tribus que habría migrado originalmente de provincias del Asia con tal nombre; las que fueron localizadas por Fried (Delitsch (op. cit., 71) en Babilonia, por Hommel ("Ancient Hebrew Tradition", 314 y siguientes) y en el territorio central de Arabia.
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HURTER, Theologioe Dogmaticoe Compendium, II (Innsbruck, 1893), 264-83; VON HUMMELAUER, Comment. in Genesim (Paris, 1895): Comment. in Cap. ii; VIGOUROUX, Dict. de la Bible, s.v.; GIGOT, Special Introduction to the Study of the Old Testament, Pt. I, 168 sqq. (New York, 1901).
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JAMES F. DRISCOLL
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Trascripción de Robert B. Olson
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Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
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Dedicada a Dios Todopoderoso, por la familia de David y Patricia Guin
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Última revisión de 23:01 5 feb 2013

Paraíso Terrenal ( hebreo: PRDM, griego: paradeisos, Paradi sus ) es el nombre dado popularmente en la tradición cristiana al Jardín del Edén bíblico, la casa de nuestros primeros padres (Génesis 2). La palabra paraíso es probablemente de origen persa y significaba originalmente un parque real o suelo de placer. El término no aparece en el latín de la época clásica, ni en los escritores griegos anteriores a la época de Jenofonte. En el Antiguo Testamento se encuentra solamente en los escritos hebreos tardíos en la forma (Pardês) tras haber sido tomado, sin duda, del persa. Un ejemplo ilustrativo del origen y significado primario del término aparece en Nehemías (2,8), donde "Asaf, guarda del bosque del rey" (HPRDM, happerdês) es el custodio del parque real del gobernante persa.

La asociación del término con la morada de nuestros primeros padres no aparece en el Antiguo Testamento hebreo; se originó en el hecho de que la palabra paradeisos fue adoptada, aunque no exclusivamente, por los traductores de los Setenta para traducir el hebreo para el Jardín del Edén que se describe en el capítulo 2 del Génesis. Se utiliza asimismo en diversos pasajes de los Setenta donde el hebreo tiene generalmente "jardín", sobre todo si se desea trasmitir la idea de una portentosa belleza. Así, en Génesis 13,10 se describe la “vega del Jordán" como un "paraíso del Señor" (traducido seguido por la Vulgata). Cf. Núm. 24,6 (griego) donde se hace referencia a la hermosa formación de las tiendas de Israel, también Isaías 1,30; Eze. 31,8-9, etc. Los interesados en la especulación en cuanto a la probable ubicación del Jardín del Edén bíblico, el hogar primigenio de la humanidad, deben referirse a la obra erudita de Friedrich Delitsch, "Wo lag das Paradies? (Berlín, 1881).

En el período del Nuevo Testamento la palabra paraíso aparece con un nuevo y más elevado significado. En el desarrollo de la escatología judía que marca la época posterior al Exilio la palabra paraíso o "Jardín de Dios", hasta ahora principalmente asociada con la morada original de nuestros primeros padres, comenzó a denotar la futura residencia de descanso y disfrute que sería la recompensa de los justos después de la muerte. El término aparece sólo tres veces en el Nuevo Testamento, aunque la idea que representa se expresa a menudo en otros términos, por ejemplo, el " seno de Abraham" (Lucas 16,22). El significado de la palabra en estos pocos y notables pasajes se puede determinar sólo por el contexto y por referencia a las nociones escatológicas en boga entre los judíos de ese período. Estas opiniones se recogen principalmente de la literatura rabínica, de las obras de Josefo y de los escritos apócrifos, especialmente el Libro de Henoc, el Libro de los Jubileos, el Apocalipsis de Baruc, etc. Una inspección de estas fuentes revela una gran confusión de ideas y muchas contradicciones respecto al futuro paraíso, como también en relación con el Jardín del Edén original y la condición de nuestros primeros padres.

Las referencias dispersas al Seol que encarnan las vagas creencias escatológicas de los hebreos, tal como se expresan en los primeros escritos del Nuevo Testamento dan lugar en estos tratados posteriores a la elaboración de teorías elaboradas con descripciones detalladas y especulaciones a menudo del carácter más fantasioso. Como muestra de estos se puede señalar la que se encuentra en el tracto del talmúdico "Jalkut Schim., Bereschith, 20". Según esta descripción la entrada al paraíso se hace a través de dos puertas de rubíes al lado de las cuales se destacan sesenta miríadas de santos ángeles con rostros radiantes de esplendor celestial. Cuando un hombre justo entra, se le quitan las vestiduras de la muerte; es vestido con ocho túnicas de las nubes de gloria; se le colocan dos coronas sobre su cabeza, una de perlas y piedras preciosas y la otra de oro; se colocan en sus manos ocho mirtos y se le da la bienvenida con un gran aplauso, etc.

Parece que algunas autoridades rabínicas identifican el paraíso del futuro con el Jardín del Edén primitivo que se supone existe todavía y que está situado en algún lugar del Oriente lejano. Según algunos era una morada terrenal, del que a veces se dice que fue creado antes que el resto del mundo (4 Esdras 3,7, cf. 8,52); otros lo convierten en un complemento del Seol subterráneo, mientras que otros lo colocan en o cerca del cielo. Se creía que en el paraíso existen diferentes grados de beatitud. Se decía que dentro de él existen siete rangos u órdenes, y se daban definiciones tanto para los dueños de tales posiciones como para las glorias que pertenecen a cada uno ("Baba bathra", 75 a, citado por Salmond, Hastings, "Dicc. de la Biblia", s.v. "Paradise ").

La incertidumbre y confusión de las ideas judías actuales sobre el paraíso pueden explicar la falta de referencia a él en el Nuevo Testamento. La primera mención de la palabra aparece en Lucas 23,43, donde Jesús en la cruz le dice al ladrón penitente: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso". De acuerdo con la interpretación predominante de los teólogos y comentaristas católicos, el paraíso en este caso se utiliza como sinónimo de los cielos de los bendecidos al que el ladrón había de acompañar al Salvador, junto con las almas de los justos de la antigua ley que esperaban la venida del Redentor. En la Segunda Epístola a los Corintios (12,4) San Pablo, al describir uno de sus éxtasis, les dice a sus lectores que fue "arrebatado al paraíso". Aquí el término parece indicar claramente el estado celestial o morada de los bienaventurados, que implica posiblemente una ojeada de la visión beatífica. La referencia no puede ser de ninguna forma al paraíso terrenal, sobre todo si consideramos la expresión paralela en el versículo 2, donde, al relatar una experiencia similar, dice que fue "arrebatado hasta el tercer cielo".

La tercera y última mención del paraíso en el Nuevo Testamento ocurre en Apocalipsis (2,7), donde San Juan, al recibir en una visión un mensaje divino para el " ángel de la iglesia de Éfeso", oye estas palabras: "Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de mi Dios." En este pasaje la palabra se utiliza claramente para designar el reino celestial, aunque las imágenes son tomadas de la descripción del Jardín del Edén primitivo en el Libro del Génesis. Según la teología católica basada en el relato bíblico, la condición original de nuestros primeros padres fue una de perfecta inocencia e integridad. Por esto último se entiende que estaban dotados de muchas prerrogativas que, aunque pertenecientes al orden natural, no se debían a la naturaleza humana como tal ---de ahí que a veces se les llama preternaturales. Entre las principales estaban un alto grado de conocimiento infuso, la inmortalidad física, la ausencia de dolor y la inmunidad contra los impulsos o inclinaciones malvadas. En otras palabras, la naturaleza inferior o animal en el hombre estaba sometida perfectamente al control de la razón y la voluntad. Además de esto, nuestros primeros padres también estaban dotados con la gracia santificante por la que se elevaban al orden sobrenatural. Pero todos estos dones gratuitos se perdieron por la desobediencia de Adán "en quien todos pecaron" y que era "una figura del que había de venir" ( Rom. 5) a restaurar al hombre caído, no a un paraíso terrenal, sino a uno celestial.

Según Josefo (Ant. Jud., I, I, 3), el Nilo es uno de los cuatro grandes ríos del paraíso (Gén. 2,10 ss.). Esta opinión, que ha sido adoptada por muchos comentaristas, se basa principalmente en la relación descrita entre el Guijón, uno de los ríos aún no identificados, y la tierra de Kuš, que, al menos en los últimos tiempos, se identificó con Etiopía o Abisinia moderna (cf. Vulgata, Gén. 2,13). Sin embargo, los eruditos modernos se inclinan a considerar este Kus africano como una simple colonia establecida por tribus que emigran de una provincia de origen asiático del mismo nombre, la cual F. Delitsch (op. cit., 71) en Babilonia y Hommel ("Antigua Tradición Hebrea", 314 ss.) en Arabia Central.


Bibliografía: HURTER, Theologioe Dogmaticoe Compendium, II (Innsbruck, 1893), 264-83; VON HUMMELAUER, Comment. in Genesim (París, 1895): Comment. in Cap. II; VIGOUROUX, Dict. de la Bible, s.v.; GIGOT, Special Introduction to the Study of the Old Testament, Pt. I, 168 ss. (Nueva York, 1901).

Fuente: Driscoll, James F. "Terrestrial Paradise." The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912. 4 Feb. 2013 <http://www.newadvent.org/cathen/14519a.htm>.

Traducido por Giovanni E. Reyes. lhm