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Domingo, 19 de mayo de 2024

Monacato oriental: Introducción al estudio del monacato helénico y eslavo contemporáneo

De Enciclopedia Católica

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Antes de abordar el estudio del Monacato Bizantino, es conveniente destacar, sobre todo para nuestros lectores de origen occidental, que dentro de las Iglesias Ortodoxas, ya sean de origen helénico o eslavo, no existen instituciones monásticas o religiosas equivalentes a las Órdenes o Congregaciones tan importantes en el Mundo Occidental. En la mentalidad de aquellos hombres y mujeres que abrazan la vida monástica en el seno de la Iglesia Ortodoxa, no se consideran más que como miembros de una gran Hermandad de ascetas.

        En los días del Monacato primigenio, no había grados intermedios entre el postulante y el monje profeso; la institución de dos grados de ascetismo anteriores al de “Plenamente Monje” cambió paulatinamente con el correr de los siglos el carácter de la Profesión monástica dentro de las Iglesias Ortodoxas, convirtiendo a esa simple acción de los comienzos, en una acción progresiva.
        En la actualidad, así como en los últimos siglos, el monje que avanza hacia el grado superior de la vida monástica lo hace, generalmente, avanzando grado por grado, hasta alcanzar el tercer nivel y convertirse en “Plenamente Monje” o perfecto monje al cabo de varios años. Los grados del monacato ortodoxo-bizantino son tres:  A- Rasoforo, B- Stavroforo y C- Megaloskemos (o skema monje/a)
        Los antiguos ritos de profesión fueron modificándose poco a poco como consecuencia directa del carácter progresivo que fue adquiriendo con los siglos la Profesión monástica. Hay tres partes esenciales dentro del Rito: A- la toma formal de los Votos, B- la realización de la Tonsura monástica y C- la entrega del Hábito; sin embargo ninguno de los tres actos mencionados formaron parte de la esencia del monacato de los primeros siglos. 
        En la Iglesia Ortodoxa, si bien los Votos son formales y explícitos, no existe una fórmula  escrita de profesión a ser subscripta por el candidato a la admisión dentro de algunos de los tres grados del monacato. La fórmula de profesión escrita es peculiar de Occidente, y data de los tiempos de San Benito. -Regula, Cap. 58 -.
        Los Votos, los cuales en total son cuatro: 1- Estabilidad, 2- Obediencia, 3- Pobreza y 4- Castidad; son tomados al candidato a través de preguntas realizadas por el Higúmeno; las repuestas a dichas preguntas constituyen en sí mismos los Votos del monje. Este cuestionario es realizado antes de la admisión a los grados intermedios del monacato. 
        El hombre o mujer que se presenta para ser admitido formalmente dentro del grado inferior de la vida monástica, debe en modo general aunque no invariablemente, declarar su firme determinación a perseverar en la vida de ascetismo ante el Higúmeno, sin embargo esta costumbre varía entre los distintos monasterios.
          En lo que refiere a la Tonsura, en vez de ser conferida ceremonialmente como en los primeros días del monacato cenobítico, es actualmente realizada con la admisión a cualquiera de los tres grados del monacato bizantino. 
        El hábito monástico, consta de distintas partes, y solo pueden usar la totalidad del hábito los monjes o monjas del más alto rango, sin embargo, algunas partes de ese hábito son portadas por aquellos de menor jerarquía. Es evidente que a medida que un monje o monja vaya ascendiendo en los grados de la vida monástica, va a usar más partes del hábito completo. Es de destacar que muy pocos monjes llegan a alcanzar el hábito completo, ya que para ser merecedor de portarlo deberá atravesar muchos años de dura ascesis. 
        Una de los detalles que a menudo llaman la atención de los occidentales, es que en el monacato oriental no hay diferencia entre el hábito del monje y el de la monja, con la excepción evidente de la toca de la monja. Por tal razón monjes y monjas usan la totalidad o partes de un mismo hábito monástico. 
        En cuanto al término de prueba que es requerido para ser admitido dentro del grado intermedio o más alto del monacato, es de cómo mínimo tres años; y es de destacar que dentro de la vida monástica ortodoxa-bizantina no existe nada equivalente al noviciado de las Órdenes o Congregaciones Religiosas occidentales. El postulantado comúnmente dura unos pocos días o semanas y durante ese período el candidato vive junto a los monjes hasta que finalmente es admitido en el grado inferior del monacato. 
        Un monje que ha pasado tres años de su vida dentro de la primera escala de la vida monástica tiene la opción de permanecer dentro de aquel grado por el resto de su vida, o por el contrario, seguir avanzando hacia la plenitud de su estado monástico.



TIPOS E IDEALES

EN EL MONACATO BIZANTINO



        Dentro del seno de las Iglesias Ortodoxas Bizantinas coexisten variados tipos e ideales monásticos, por tal razón constituye un error frecuente considerar que los monjes ortodoxos son exclusivamente de ideal “basiliano”, por este motivo y para echar algo de luz sobre este tema es que intentaremos hacer un breve paneo sobre las variadas formas del monacato bizantino. 
        En el Monte Athos conviven desde hace varios siglos cuatro tipos distintos de monacato, cada uno con su diferente ideal ascético y que enumeraremos a continuación:


1- Monacato Eremítico

2- Monacato Semi-eremítico

3- Monacato Cenobítico

4- Monacato Idiorritmico


1- Monacato Eremítico. El monje eremita es comúnmente llamado dentro de la ortodoxia “hesicasta” (del griego: quien vive en quietud). Su prototipo más acabado es San Pablo de Tebas, monje del siglo III, o San Antonio, quién durante 20 años de su vida (285-305) vivió en la mas completa soledad, sumido en una rigurosa vida de oración y ascetismo. El monje del tipo primitivo, cuya celda es “su Monasterio” (del griego: morada permanente), aún habita las escarpadas laderas del Monte Athos. Es sin embargo curioso saber que si bien éste es el tipo de monacato más antiguo (originado en el sur de Egipto en el siglo III), fue con todo, el último en hacer su aparición en la península del Athos, ya que recién hizo su aparición hacia finales del siglo XIV, cuando ya este género de vida había experimentado una cierta decadencia a causa de su progresiva laxitud dentro del monacato oriental.


2- Monacato Semi-Eremítico. El prototipo del moje semi-eremita es sin lugar a dudas San Antonio, el cual instituyó formalmente el monacato, motivo por el cual es llamado “Padre de los Monjes”. San Antonio se convirtió en el primer Higúmeno de una pequeña colonia de ermitaños, los cuales se congregaron en torno a él. Poniendo de este modo fin a sus años de soledad. Si bien estos monjes vivieron juntos no podemos hablar todavía de “vida en común”, puesto que cada monje continuaba practicando el ascetismo de acuerdo a su propia voluntad bajo la supervisión del Higúmeno. En aquellos días aún no existían los votos formales.

El mas espectacular desarrollo del monacato de corte “antoniano” o semi-eremítico tuvo lugar en el desierto de Nitria en el siglo IV, dónde un gran número de monjes (del cual el primer fue Amoun) vivieron una vida semi-eremítica en la Skita (del griego: lugar de ascetismo) o Lavra (del griego: senda). Es de notar que la antigua palabra “Lavra” en su primitiva acepción denominaba a una gran Skita (semi-eremitas), sin embargo en la actualidad este término se usa para hacer referencia a un gran monasterio, sin importar a que género de vida monástica albergue en su interior.

3- Monacato Cenobítico. El prototipo por excelencia del Monje Cenobita es San Pacomio. El primer Cenobio (del griego: vida en común) fue fundado por San Pacomio en el Sur de Egipto, alrededor del los años 315 al 320. San Basilio (329-379), quién sentía cierto rechazo por la vida eremítica y la austeridad desmedida de los monjes egipcios, decidió estudiar las tres formas de monacato existentes en su época, finalmente se inclinó por el ideal cenobítico de San Pacomio, no sin antes realizarle algunas modificaciones. El monacato de corte “basiliano” tuvo desde sus orígenes un carácter absolutamente cenobítico, avanzando mucho mas allá de lo establecido por el propio San Pacomio, puesto que en el sistema “pacomiano” los monjes residían en diferentes casas, sin contar con un recinto monástico, también comían por separado y solo se reunían en la iglesia para los grandes servicios.

San Teodoro el Studita. (s.VIII) El ideal basiliano fue modificado por San Teodoro el Studita hacia finales del siglo VIII, y es este tipo de monacato el que precisamente prevalece dentro del Monte Athos así como también dentro del seno de las Iglesias Ortodoxas, ya sean de origen helénico o eslavo; sin embargo la forma más primitiva del monacato (el de corte “antoniano”) aún se conserva dentro de las Iglesias Bizantinas. Cabe aclarar que si bien desde los tiempos de San Teodoro, el monacato helénico y eslavo ha experimentado pocos cambios, el trabajo duro y las tareas de caridad fueron desapareciendo paulatinamente de la vida monástica, no así en cambio el trabajo intelectual. Debemos mencionar que en la actualidad, en especial dentro de las Iglesias Ortodoxas eslavas, hay una mayor inclinación por parte de algunos monasterios hacia algunas actividades de tipo social.

San Gerásimo. (+475) La unión de la vida eremítica o semi-eremítica con la cenobítica bajo una misma regla y un mismo Higúmeno (lo cual constituye hasta la actualidad un rasgo distintivo del monacato bizantino), se debió en primera instancia a San Gerásimo, el cual fue Higúmeno de una Skita situada en las márgenes del río Jordán, a poca distancia de Jericó. Su Cenobium fue una suerte de escuela de entrenamiento para anacoretas (del Gr. “retirados del mundo”), en aquel lugar vivieron un mínimo de setenta monjes bajo su regla, los cuales debían permanecer dos días en la semana en el Cenobium, y los cinco días restantes en la reclusión y silencio propias de la vida eremítica. En el Cenobium también residían los aspirantes a la vida monástica y los monjes de poca experiencia. La co-existencia de monjes eremitas y cenobitas bajo una misma regla y un mismo higúmeno en el Monte Athos, puede rastrearse hasta los días de San Atanasios el Lavriota (Siglo X), el cual fundó en el año 964 o 968 la “Gran Lavra”, dónde aún reposan sus reliquias.

San Atanasios el Lavriota. (Siglo X) Así como lo hizo San Gerásimo en el siglo V, San Atanasios el Lavriota, no permitió a sus monjes retirarse a una vida de soledad sin antes someterse a un entrenamiento espiritual y ascético dentro del marco del Cenobium. Nadie estaba autorizado a abrazar la vida eremítica sin haber pasado por la experiencia de vida cenobítica. San Atanasios el Lavriota trazó su ideal monástico a partir de las experiencias de sus predecesores en la vida monástica, sobre todo de San Teodoro el Studita, sin embargo él dio a su regla una forma original, la cual fue en general adoptada en el Monte Athos y desde allí se esparciría a todo el monacato bizantino, ya sea de origen helénico o eslavo. San Atanasios fue nombrado Protos o Superior de los cincuenta y ocho cenobios que existían en aquel momento sobre la península del Monte Athos. San Teodoro concluyó el ideal basiliano de la “vida en común” sin hacer distinción para los monjes de ideales eremíticos o semi-eremíticos, sin embargo cuando San Atanasios el Lavriota llegó al Monte Athos, encontró que los ideales del monacato “antoniano” eran los predominantes en la Santa Montaña, los cuales retenían en sí ambas formas de vida monástica: la eremítica o semi-eremítica junto a la cenobítica, siguiendo el ejemplo de San Gerásimos. Cómo bien podemos ver, es así que sucedió que los ideales monásticos de cuño netamente “antoniano” que tanto rechazó San Basilio, así como los ideales “pacomianos” en sus versiones introducidas por el propio San Basilio y más tarde por San Teodoro el Studita; gozan hoy en día de igual estima dentro del gran movimiento monástico ortodoxo bizantino. Es importante destacar, sobre todo para nuestros lectores occidentales, que los monjes ortodoxos no siguieron con exclusividad las llamadas reglas de San Basilio; y aquellos monjes que sí la siguieron no se autodenominan “monjes basilianos”, sino que se consideran simplemente monjes, a diferencia de los seguidores de la regla de San Benito en Occidente, los cuales se diferencian claramente del resto del monacato occidental, autodenominándose como “monjes benedictinos”.


Monacato Idiorrítmico. Un hasta el momento, desconocido tipo de vida monástica apareció en el Monte Athos alrededor del año 1374, durante una época en el que el monacato bizantino experimentaba, en general, un período de laxitud ascética. Este nuevo fenómeno monástico sería conocido bajo el nombre de “monacato idiorrítmico”. El origen de este singular movimiento monástico se debió a una facción que se formó entre los monjes del Monte Athos, los cuales no estaban muy dispuestos a someterse a la prohibición del derecho a la propiedad. Los monjes idiorrítmicos, ya sea en forma individual, o formando sociedad con otro monje adquirían propiedades, tomando posesión de ellas por lo cual se convirtieron en propietarios, estos bienes les servían para sustentar su vida independientemente de la Comunidad, asimismo dichas propiedades podían ser legadas a otro monje y como consecuencia lógica de este régimen los monjes comenzaron a independizarse del Higúmeno y a desafiar su autoridad. Una de las principales consecuencias de estos cambios fue que la antigua constitución monárquica del Soberano Monasterio abrió paso a una constitución de corte oligárquico.

La persona y oficio del Higúmeno sobrevivió tan solo por un tiempo, pero no sería por mucho, ya que la otrora figura del Higúmeno, quien de acuerdo a la tradición retenía su oficio de por vida, dejó de ser electo en las Comunidades Idiorrítmicas, reemplazándolo por un Concilio de Monjes que asumía el verdadero control del Monasterio y nombraba a un Superior (o cabeza) cuyo poder era más nominal que real y que se mantenía en su puesto por solo un año, a diferencia del antiguo Higúmeno que era vitalicio. El título de Kategúmenos, es el otorgado al Superior nominal de un Monasterio Idiorrítmico.

Finalmente dichos Monasterios consiguieron que los Monasterios Cenobíticos asintieran reconocer aquel tipo de constitución y género de vida, evitando de este modo que los Monasterios Idiorrítmicos quedaran privados de participar en la Junta de Gobierno del Monte Athos. Esta es en pocas líneas la historia de la evolución de la idiorrítmia, la cual se esparciría, con los años, desde el Monte Athos a todo el mundo ortodoxo y cuyos efectos se sentirían en mayor o menor medida sobre la totalidad del Monacato Bizantino.

La idiorrítmia a diferencia de lo que aseguran algunos autores, no es una forma laxa del monacato “antoniano” (eremítico o semi-eremítico), sino que es exactamente lo contrario, una forma laxa del monacato “cenobítico”.

La Gran Lavra del Monte Athos fue fundada por San Atanasios (el Lavriota) en el siglo X como un Cenobium, en el siglo XII se convirtió en un Monasterio Idiorrítmico, para luego, en el año 1574 convertirse otra vez en un Cenobium, pero en el siglo XVII una vez más se volvió Idiorrítmico, hasta que finalmente durante el siglo XX tornó al ideal cenobítico, en el cual se haya anclado hasta nuestros días. Casi todos los grandes y antiguos Monasterios tuvieron por lo menos un período idiorrítmico, de los cuales algunos jamás se recuperaron.

Actualmente, en el Monte Athos, el género de vida idiorrítmico es desalentado, puesto a que los Monasterios idiorrítmicos son autorizados a abrazar la vida cenobítica, pero en cambio le está terminantemente prohibido a un Monasterio Cenobítico abrazar los ideales idiorrítmicos.

Las Skitas Idiorrítmicas fueron instituidas en el siglo XVI, y la mayor parte de ellas floreció durante el período idiorrítmico de mayor expansión, sin embargo ellas diferían ampliamente de las skitas de tipo “antoniano” de los primeros días del monacato.

        Si bien existen 4 tipos de monjes bien definidos habitando en las escarpadas laderas del Monte Athos, también podemos hacer otra diferente clasificación según los distintos tipos de Instituciones Monásticas, y sus distintos modos de organizar ediliciamente las residencias para sus monjes; lo cual nos obliga a hacer una nueva clasificación monástica, pero que a diferencia de la anterior no es realizada por su estilo de vida, sino mas bien por los 6 tipos diferentes de residencias en el que se albergan. La vida de los monjes dentro de cada una de ellas es gobernada de acuerdo con las reglas y demás regulaciones propias de aquellos lugares,  en los cuales como ya hemos visto, se organizan las Instituciones Monásticas. 

Un monje athonita puede ser clasificado (según términos griegos) en las siguientes categorías según su lugar de residencia:



1- Si reside en un Monasterio, se trata de un monje Monacal.

2- Si reside en una Skita, se trata de un monje Skitiota.

3- Si reside en una Celda, se trata de un monje Kelliota o Celliota.

4- Si reside en una Kalyva, (cabaña) se trata de un monje Kalyviota.

5- Si reside en una Katisma, (choza) se trata de un monje Katismatarios.

6- Si reside en un Hesicasterión, (ermita) se trata de un monje Hesicasta.

Monasterio

El Monasterio es una Institución Soberana, cuya fundación se basa sobre un decreto Patriarcal o Imperial, y cuya forma de gobierno está definida por las regulaciones generales de la Santa Montaña, por las cuales se rigen todas las Instituciones Monásticas del Monte Athos. Hay 2 tipos de Monasterios:


A -El Cenobium, o Monasterio de Vida en Común


    B- Monasterio de Vida Idiorrítmica


A- En el Cenobium, los hermanos tienen todas las cosas en común. El Higúmeno es elegido por medio de una votación general en la que participan todos los monjes, y su oficio es vitalicio. El gobierno del Cenobium es en cierto modo monárquico, pero no se trata de una monarquía absolutista, puesto que su poder es restringido por la “Gerontia”, o cuerpo de gerontes (ancianos) que rodean al Higúmeno.