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Martes, 30 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «La Ciudad de los Reyes y sus alegorías del final de los tiempos»

De Enciclopedia Católica

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La Ciudad de los Reyes nace con una finalidad. Que es servir a Dios, exaltar la Fe Católica, sembrándola en la gente bárbara que tiene el conocimiento desviado [1] . La Fe es un camino que conduce al encuentro con Cristo. Por lo tanto, la existencia de la Ciudad tiene un comienzo, el 18 de enero de 1535, y tendrá un final, el día en Cristo venga en gloria y majestad a juzgar a los vivos y a los muertos  [2]. La Ciudad, mejor dicho los ciudadanos, sus autoridades y dignidades saben que sus vidas tienen un propósito que necesariamente deben perseguir: la Salvación.  
 
La Ciudad de los Reyes nace con una finalidad. Que es servir a Dios, exaltar la Fe Católica, sembrándola en la gente bárbara que tiene el conocimiento desviado [1] . La Fe es un camino que conduce al encuentro con Cristo. Por lo tanto, la existencia de la Ciudad tiene un comienzo, el 18 de enero de 1535, y tendrá un final, el día en Cristo venga en gloria y majestad a juzgar a los vivos y a los muertos  [2]. La Ciudad, mejor dicho los ciudadanos, sus autoridades y dignidades saben que sus vidas tienen un propósito que necesariamente deben perseguir: la Salvación.  

Revisión de 00:35 17 abr 2024

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La Ciudad de los Reyes nace con una finalidad. Que es servir a Dios, exaltar la Fe Católica, sembrándola en la gente bárbara que tiene el conocimiento desviado [1] . La Fe es un camino que conduce al encuentro con Cristo. Por lo tanto, la existencia de la Ciudad tiene un comienzo, el 18 de enero de 1535, y tendrá un final, el día en Cristo venga en gloria y majestad a juzgar a los vivos y a los muertos [2]. La Ciudad, mejor dicho los ciudadanos, sus autoridades y dignidades saben que sus vidas tienen un propósito que necesariamente deben perseguir: la Salvación.

Hay un tiempo, obras, y medios para alcanzar esa meta de Salvación eterna. Que son inseparables de los Sacramentos que dan la vida. La Emblemática limeña, aunque breve, es muy descriptiva. Pronto veremos la restitución del arco ceremonial del puente de piedra [3], y su aparato alegórico, además de los antepechos de piedra eliminados por el alcalde Federico Elguera [4] con el fin de colocar las barandas de hierro, mandadas fabricar a Europa.

Por tanto, conviene decir algo acerca de la relación entre el aparato del arco, el remate de la fuente de la Plaza Mayor, y la Calle de Palacio [5] . Veamos la relación entre el Simulacro de Fama y la estatua ecuestre de Felipe V. En lo político y moral, el emblema explica - mediante un juego de palabras- que mediante (el jinete)el caballo se alcanza la equidad En el mundo clásico, concretamente en Cicerón, la voz "aequitas" debía ser entendida según el contexto en que se usaba: si se refería a la relación con lo divino, debía ser entendida como "pietas". Si se refería a la sacralidad doméstica (relación con los ancestros fallecidos) debía ser entendida como " sanctitas". Y si se refiere a la relación entre hombres, debe ser entendida como "iustitia". En la estatua ecuestre que remataba el arco, Felipe V, estaba "vestido a la heroica" [5], es decir a semejanza de un Emperador de Roma. Por tanto. es "pontífice máximo", es decir constructor de puentes, en el sentido y uso más vulgar. Es regente, y es rector. Es decir, un gobernante que conduce a su pueblo por caminos de rectitud (senderos de justicia dicen las Escrituras [ 6]). En lo administrativo y en lo jerárquico, está "presente" en la persona del Virrey. En lo jurídico esta "realmente presente", en el Sello Real que se deposita en la Cancillería de la Ciudad de los Reyes. No sólo como símbolo, sino especialmente como jurisdicción suprema y efectiva. El rey es Vicario de Cristo - y como tal- es figura de Cristo Sumo-Pontífice.

Vestido a la heroica es figura de Cristo Victorioso. Empuñando el cetro real es figura de Cristo Juez-Airado, con poder de vida y de muerte. Dice donoso Cortés: "Nada hay a un tiempo mismo más respetable, más solemne y más augusto que las palabras que la Iglesia ponía en los oídos de los príncipes cristianos al tiempo de su consagración: «tomad este bastón como el emblema de vuestro sagrado poder, y para que podáis fortificar al débil, sostener al que vacila, corregir al vicioso y llevar al bueno por el camino de la salvación. Tomad el cetro como la regla de la equidad divina, que gobierna al bueno y castiga al malo; aprended por aquí a amar la justicia y a aborrecer la iniquidad»" [6].

Hasta aquí, vemos una constante: Rey, Justicia, Juez Supremo. Por lo tanto, sentencia inapelable. No puede cabe duda que este puente y su aparato alegórico, se refieren al Apocalipsis, y al Juicio. La estatua alada del remate de la fuente, que mira hacia el puente lo confirma: "pues el mismo Señor, a una orden, a la voz del arcángel, al sonido de la trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero" [7]. Esta estatua, en simulacro de Fama, combina atributos del Arcángel, de Mercurio, y de Fama. Nos limitamos aquí, al ámbito escatológico, que es el que representa la pintura de Santa Rosa.



Notas

[1]

[2]

[3]

[4]

[5] El simulacro de Fama que la remata las fuentes de la plaza, es determinante para interpretar todos los edificios, instituciones y espacios públicos de esta ciudad.

[6] Cortes, Donoso. Ensayo sobre el Catolicismo. Libro Primero, Capítulo 1.

[7] I Tes. 4, 16.