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Viernes, 19 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «La Ciudad de los Reyes y su Plaza Mayor, como jeroglífico de la Pasión de Cristo»

De Enciclopedia Católica

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La consideración de los sufrimientos del Sagrado Corazón eran motivo de atención de los creyentes todos los meses del año, todos los días del mes y todas las horas del día como lo prueban los relojes  y las agendas de progreso espiritual. Todo era motivo y pretexto para un santo ejercicio de la memoria, campo en el que los jesuitas solían recurrir a la quirología, como dándonos a entender que tenemos la salvación al alcance de la mano. En este sentido debe entenderse la mano mnemotécnica del Examen de Conciencia de los Ejercicios Espirituales, la mano menemotécnica de la Santa Familia intercesora (mano poderosa) y la incontable iconografía de los santos tocándose el corazón u ofreciéndoselo, en amores inflamado a Cristo

Revisión de 00:37 30 mar 2018

Sabemos que debemos a los jesuitas el perfeccionamiento del Teatro moralizante, didáctico y propagandístico, que fue usado tanto en sus centros de enseñanza como en las zonas de Misión. Los hijos de Loyola bien pueden ser considerados como los pioneros de los métodos de enseñanza audivisual, teatral y musical, y antecesores de algunas técnicas cinematográficas modernas. La Cardiomorfosis apunta a la transformación del Corazón de limeño, pero igualmente de la ciudad y del Imperio al que pertenecía. Surge, entonces la pregunta ¿cómo se transformaba el corazón de la Ciudad? La conversión de la ciudad a Cristo comenzaba con las prácticas cardiomórficas de todos y cada uno de sus habitantes, de manera votiva, activa y purgativa. La cardiomorfosis votiva se practicaba en la casa y la activa en la plaza; en tanto que que la purgativa y penitencial en el corazón de todos. Prueba de ello son los numeorso humilladeros en forma de “Cruz de los improperios” que, pesar del tiempo, se conservan en Lima.

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En la cardiomorfosis votiva el creyente común, aconsejado por el confesor y vigilado por el director espiritual elegía una o dos consideraciones de los sufrimientos del Sagrado Corazón de Jesús, con el deseo de únirse a Él, para así sufrir con El, morir con él y resucitar con El; para pagar así amor con amor. Todo a partir de modelos bien determinados en los los diversos libros de emblemas de Amor divino, por lo general de autoria jesuita. La cardiomorfosis votiva comienza con el vencimiento de si mismo; se sostenía, se fortalecía y progresaba gradualmente. Estaba voluntariamente sujeto a una cadena libradora que la ataba a los corazones modélicos de San José, la Virgen María y Jesucristo y al Sagrado Corazón. Estando atados a la Verdad Misma, al Maestro y a los custodios de la Verdad alcanzaban la Libertad plena, porque la Verdad libera. La libertad del alma se obtenia en el instante mismo de la muerte corporal, cuando le “llegaba la hora”. Se vivía meditando sobre la muerte y se deseaba estar preparado para la llegada de Cristo en Gloria, y el final de los tiempos, del que sólo se sabía y se sabe que llegara, sin día ni hora conocidos.

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La consideración de los sufrimientos del Sagrado Corazón eran motivo de atención de los creyentes todos los meses del año, todos los días del mes y todas las horas del día como lo prueban los relojes y las agendas de progreso espiritual. Todo era motivo y pretexto para un santo ejercicio de la memoria, campo en el que los jesuitas solían recurrir a la quirología, como dándonos a entender que tenemos la salvación al alcance de la mano. En este sentido debe entenderse la mano mnemotécnica del Examen de Conciencia de los Ejercicios Espirituales, la mano menemotécnica de la Santa Familia intercesora (mano poderosa) y la incontable iconografía de los santos tocándose el corazón u ofreciéndoselo, en amores inflamado a Cristo