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Viernes, 19 de abril de 2024

Kenosis

De Enciclopedia Católica

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Término derivado de la discusión sobre el real significado de Fil 2:6 : “Quien siendo en forma de Dios, no consideró ello como algo a que aferrarse; sino que vaciándose (ekénosen) a sí mismo, tomó forma de siervo, siendo hecho en semejanza de hombre y hallado como uno de ellos...”

Opiniones Protestantes

No satisfechos con la enseñanza católica en éste punto, los primeros reformadores se inclinaron por un más profundo significado de las palabras de Pablo, pero Lutero y Melanchton fallaron en sus especulaciones. John Brenz (m. el 10 de septiembre de 1570) de Tubinga, sostuvo que cuando la Palabra asumió la naturaleza humana de Cristo, ésta no sólo poseyó la Divinidad sino el poder de hacer uso de la misma, aunque libremente se abstuvo de tal uso. Chemnitz disintió de este punto de vista. Negó que Jesucristo poseyera la Divinidad en tal forma que tuviese derecho a su uso. La kénosis, o la exinanición de Sus Divinos atributos fue, por tanto, un acto libre de Cristo, de acuerdo con Brenz: fue la connatural consecuencia de la Encarnación según Chemnitz.

Entre los modernos protestantes, las siguientes opiniones han sido las más prevalentes:

Thomasius, Delitschz y Kahnis consideran la Encarnación como un auto- vaciamiento de la manera Divina de existencia, como una auto-limitación de la omnisciencia de la Palabra, su omipresencia, etc. Gess, Reuss y Godet piensan que la Encarnación implicaba una real depotenciación de la palabra; la Palabra llegó a ser –más que ‘asumir’- el alma humana de Cristo. Ebrard sostiene que las Divinas propiedades de Cristo, aparecieron en la forma kantiana de tiempo apropiada al hombre: su kénosis consistió en un intercambio de lo eterno por una forma temporal de existencia.

Martensen y quizás Hutton distinguen una doble vida de la Palabra. En el hombre -Cristo , ellos ven una real depotenciación de la Palabra: en el mundo, la Palabra Divina pura hace el oficio de mediador y revelador. De acuerdo con Godet y probablemente Gore, en su Kénosis la Palabra se despoja Sí misma aun de Su inmutable santidad, Su infinito amor y Su conciencia personal, para entrar en un desarrollo humano similar al nuestro.

Enseñanza Católica

De acuerdo con la teología católica, el abajamiento de la Palabra consiste en la asunción de la humanidad y el simultáneo ocultamiento de la Divinidad. El abajamiento de Cristo es visto primero como Su autosujetamiento a las leyes humanas del nacimiento y crecimiento y a la bajeza de la naturaleza humana caída. En Su abajamiento, Su semejanza con la naturaleza caída, no implica pérdida de justicia ni santidad, sino solamente las dolencias y penalidades aparejadas a tal pérdida. Ello afecta al cuerpo y al alma, y consiste en la posibilidad de sufrir por causas internas y externas.

En el cuerpo, la dignidad de Cristo excluyen alguna dolencias y estados. El poder preservante de Dios que habitaba el cuerpo de Cristo, no permitió ninguna corrupción y le previno de enfermedades, inicio de la corrupción. La santidad de Cristo no era compatible con la descomposición tras la muerte, que es la manifestación del poder destructivo del pecado. De hecho, Cristo tuvo el derecho de liberarse de todo dolor corporal, y Su humanidad habría tenido el poder de quitar o suspender los efectos de las causas del dolor. Pero El libremente se sujetó a Sí mismo a muchos de los dolores resultantes de la ejercitación del cuerpo e influencias externas adversas como fatiga, hambre, heridas, etc. Siendo que éstas molestias tenían suficiente razón en la naturaleza del cuerpo de Cristo, le eran naturales a El.

También Cristo retuvo el El las debilidades del alma, las pasiones de Su razón y apetitos sensitivos, pero con las siguientes restricciones:

(a) Emociones desordenadas y pecaminosas son incompatibles con la santidad de Cristo. Solamente pasiones sin culpa moral como temor, tristeza y el compartir en el alma de los sufrimientos del cuerpo son compatibles con Su Divinidad y perfección espiritual.

(b) Aún el origen , intensidad y duración de esas emociones estaban sujetas al libre parecer de Cristo. Además, El podía prevenir los efectos disturbantes de tales pasiones sobre Su las acciones de Su alma y paz mental.

Para completar Su abajamiento, Cristo estuvo sujeto a Su Madre y San José, a las leyes del Estado y a las leyes positivas de Dios. Compartió las limitaciones y privaciones de los pobres y marginados. (ver COMMUNICATIO IDIOMATUM).

Lombard, lib. III, dist. XV-XVI, and Bonav., Scot., Biel on these chapters; St. Thomas, III, Q XIV-XV, and Salm., Suar., IV, xi-xii; Scheeben, Dogmatick, III, 266-74; Bruce, Humiliations of Christ, 113 sqq.; Gobe, Bampton Lectures (1891), 147; Hanna in The New York Review, I, 303 sqq.; the commentators on Phil., ii, 6, sqq.

A.J. MAAS Transcrito por Richard R. Pettys, Jr. Traducido por Carlos Posadas Ruíz