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Viernes, 19 de abril de 2024

Joseph Fesch

De Enciclopedia Católica

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Joseph Fesch fue cardenal; nació en Ajaccio, Córcega, el 3 de enero de 1763; murió en Roma el 13 de mayo de 1839. Era el hijo de un capitán del regimiento suizo al servicio de Génova; estudió en el seminario de Aix; fue nombrado archidiácono y preboste del capítulo de Ajaccio antes de 1789, pero fue obligado a salir de Córcega cuando su familia se alineó con Francia contra los ingleses, que llegaron a la isla en respuesta a los llamados de Paoli. El joven sacerdote era medio hermano de Letizia Ramolino, la madre de Napoleón, y al llegar a Francia ingresó en el departamento de comisaría del ejército; más tarde, en 1795, se convirtió en comisario de guerra bajo Bonaparte, entonces al mando de la Armée d'Italie. Cuando se restableció la paz religiosa, Fesch hizo un retiro de un mes bajo la dirección de Emery, el superior de Saint-Sulpice y volvió a entrar a la vida eclesiástica. Durante el Consulado se convirtió en canónigo de Bastia y ayudó a negociar el Concordato de 1801; el 15 de agosto de 1802 Caprara lo consagró arzobispo de Lyon y en 1803 Pío VII lo creó cardenal.

El 4 de abril de 1803, Napoleón nombró al cardenal Fesch sucesor de Cacault como embajador en Roma, y le asignó a Chateaubriand como secretario. La primera parte de su estancia en la Ciudad Eterna se destacó por sus diferencias con Chateaubriand y sus esfuerzos por extender el Concordato a la República Italiana. Convenció a Pío VII para que fuera a París en persona y coronara a Napoleón. Este fue el mayor logro de Fesch. Acompañó al Papa a Francia y, como gran limosnero, bendijo el matrimonio de Napoleón y Josefina antes de que tuviera lugar la ceremonia de coronación. Por decreto emitido en 1805, las instituciones misioneras de Saint-Lazare y Saint-Sulpice quedaron bajo la dirección del cardenal Fesch, quien, cargado con esta nueva responsabilidad, regresó a Roma.

En 1806, después de la ocupación de Ancona por las tropas francesas y la carta de Napoleón proclamándose emperador de Roma, Alquier fue nombrado para suceder a Fesch como embajador en Roma. Al regresar a su sede arzobispal de Lyon, el cardenal se mantuvo en estrecho contacto con la política religiosa de su sobrino y se esforzó, ocasionalmente con éxito, por evitar ciertos errores irreparables. Aceptó la coadjutoría de Dalberg, príncipe-primado, en la Sede de Ratisbona, pero, en 1808, rechazó la oferta que le hizo el emperador para que fuera arzobispo de París, para la que no podría haber obtenido la institución canónica. Aunque impotente para evitar la ruptura entre Napoleón y el Papa (1809) o el cierre de los seminarios de Saint-Lazarre, Saint-Esprit y las Misiones Etrangeres, Fesch logró disuadir a Napoleón de firmar un decreto relativo a la Iglesia galicana. Consintió en bendecir el matrimonio de Napoleón con María Luisa, pero, según las investigaciones de Geoffrey de Grandmaison, no fue responsable en la misma medida que los miembros de la officialité diocesana por la anulación ilegal del primer matrimonio del emperador.

En 1809 y 1810, Fesch presidió las dos comisiones eclesiásticas encargadas del asunto de la institución canónica de los obispos, pero los procedimientos se llevaron a cabo de tal manera que ninguna comisión adoptó ninguna resolución cismática. Como presidente, inauguró el Consejo Nacional de 1811, pero desde el principio prestó y administró también el juramento (forma juramenti professionis fidei) exigido por la Bula "Injunctum nobis" de Pío IV; se decidió por ocho votos de once que el método de la institución canónica no se podía alterar independientemente del Papa. Un mensaje que aseguraba la lealtad del cardenal, y dirigido al Sumo Pontífice, entonces exiliado en Fontainebleau, hizo que Fesch incurriera en el desagrado del emperador y perdiera el subsidio de 150,000 florines que había recibido como coadjutor de Dalberg. Bajo la restauración y la monarquía de julio, Fesch vivió en Roma y su archidiócesis de Lyon quedó a cargo de un administrador. Murió sin volver a Francia y dejó una espléndida colección de cuadros, parte del cual fue legado a su ciudad episcopal.

Como diplomático, Fesch a veces empleó métodos cuestionables. Su relación con el emperador y su dignidad cardenalicia a menudo hacían que su posición fuera difícil; al menos nunca se le podría acusar de aprobar las violentas medidas a las que recurrió Napoleón. Como arzobispo, jugó un papel fundamental en el restablecimiento de los Hermanos de la Doctrina Cristiana y el regreso de los jesuitas, bajo el nombre de “pacanaristas”. La arquidiócesis de Lyon está en deuda con él por algunas instituciones eminentemente útiles. Debe admitirse, además, que en su calidad pastoral Fesch mostró un interés genuino por la educación de los sacerdotes.


Bibliografía: LYONNET, Le cardinal Fesch, archeveque de Lyon, primat des Gaules (París, 1841); CATTET, La vérité sur le cardinal Fesch (Lyon, 1842); Id., Défense de la vérité sur le cardinal Fesch et sur l´administration apostolique de Lyon (Lyon, 1843); RICARD, Le cardinal Fesch (París, 1893); GRANDMAISON, Napoléon et les cardinaux noirs (París, 1898).

Fuente: Goyau, Georges. "Joseph Fesch." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6, págs. 150-151 . New York: Robert Appleton Company, 1909. 12 agosto 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/06050b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina