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Viernes, 19 de abril de 2024

Corporal

De Enciclopedia Católica

Revisión de 18:30 22 mar 2012 por Luz María Hernández Medina (Discusión | contribuciones)

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Vea también el artículo PAÑOS DE ALTAR.

(Del latín corpus, cuerpo).

El corporal es un paño cuadrado de lino blanco, que en la actualidad es algo menor que el ancho del altar, sobre el que se colocan la Sagrada Hostia y el cáliz durante la celebración de la Misa. Aunque carecemos de evidencia formal, se puede asumir razonablemente que algo de la naturaleza del corporal ha estado en uso desde los primeros días del cristianismo. Naturalmente, en los primeros tiempos es difícil distinguir entre el corporal y el mantel; y un pasaje de San Optato (c. 375) pregunta "¿Qué cristiano ignora que al celebrar los sagrados misterios la madera [del altar] está cubierta con un paño de lino?" (ipsa ligna linteamine cooperiri , Optato, VI, ed. Ziwsa, p. 145), nos deja en la duda de a qué se está refiriendo. Este es probablemente el testimonio directo más antiguo; pues no se puede confiar en la declaración del "Liber Pontificalis" "Él (el Papa Silvestre) decretó que el Sacrificio no debía celebrarse sobre un mantel teñido o de seda, sino sólo de lino, salido de la tierra, así como el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo fue enterrado en un sudario de lino limpio" (Mommsen, p. 51). Aun así, las ideas expresadas en este pasaje aparecen en una carta auténtica de San Isidoro de Pelusio (Ep, I, 123), y de nuevo en la "Expositio" de San Germán de París en el siglo VI (P.L. LXXII, 93). Ciertamente permanecieron a través de la Edad Media, como muestran suficientemente los versos atribuidos a Hildeberto (P.L., CLXXI, 1194):

Ara crucis, tumulique calix, lapidisque patena,
Sindonis officium candida byssus habet.

Es bastante probable que en los primeros siglos solo se empleara un paño de lino que servía igualmente como mantel y corporal, y que el mismo era de tamaño grande y doblado hacia atrás para cubrir el cáliz. Debe haber mucha duda sobre el uso original de ciertos manteles de lino labrado en el tesoro de Monza que Barbier de Montault trató de identificar como corporales. El corporal era descrito como palla corporalis, o velamen dominicæ mensæ o opertorium dominici corporis, etc.; y parece que en general eran de lino, aunque oímos acerca de manteles de altar hechos de seda (San Gregorio de Tours, "Hist. Franc.", VII, 22; X, 16) o de púrpura (Pablo Silenciario, "Descr. S. Sophiæ", p. 758; una miniatura de colores en el libro de bendiciones del siglo X de San Ethelwold también parece mostrar una cubierta de color morado para el altar), o de tela de oro (Crisóstomo en Matt., Hom 1). En algunos de estos casos es difícil determinar si se habla del mantel o del corporal.

Sin embargo, no hay duda que en la época carolingia, o incluso antes, ya se había establecido una clara distinción. Así, en el siglo X, Regino de Prum (De Disc. Eccl., cap. CXVIII) trae una cita del concilio de Reims que decreta "que el corporal [corporale] sobre el que se ofrece el Santo Sacrificio debe ser del lino mejor y más puro sin mezcla de ninguna otra fibra, pues el cuerpo de Nuestro Salvador no fue envuelto en seda, sino en lino limpio". Añade que el corporal no debe permanecer en el altar, sino que hay que colocarlo en el Misal [Sacramentorum libro] o guardarlo con el cáliz y la patena en algún recipiente limpio. Y cuando haya que lavarlo, debía ser lavado primero por un sacerdote, diácono o subdiácono en la propia iglesia, en un lugar o vasija reservada especialmente para esta labor, pues había sido impregnado con el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor. Después puede ser enviado a la lavandería y ser tratado como cualquier otro lienzo. La sugerencia de guardar el corporal entre las hojas del misal es interesante, porque muestra que no puede, incluso en el siglo décimo, haber tenido siempre el tamaño extravagante que se puede inferir de la descripción en el "Segundo Ordo Romano" (cap. IX), donde se representa al diácono y al subdiácono doblándolo entre los dos. Aun así, era lo bastante grande en este período para permitir que se doblara hacia atrás y cubriera el cáliz, y cumpliese así la función de la palia actual. Los cartujos aún hacen esto, pues no usan palia y no realizan la elevación del cáliz.

En cuanto al tamaño del corporal, puede que se introdujeran cambios cuando los fieles dejaron de llevar panes al altar, pues ya no había necesidad de un lienzo amplio para doblarlo sobre ellos y cubrirlos. De cualquier manera, fue en el siglo XI o XII cuando la práctica de doblar el corporal sobre el cáliz dio paso al uso de un segundo corporal (doblado) para cubrir el cáliz cuando era necesario. Esta cuestión es debatida en detalle en una de las cartas de San Anselmo, quien aprueba totalmente esta disposición (P.L. CLVIII, 550); y un siglo después encontramos que el Papa Inocencio III dispone que "hay dos tipos de palias o corporales, como se les llama [duplex est palla quæ dicitur corporale|], uno que el diácono despliega sobre el altar, y el otro que se coloca doblada sobre la boca del cáliz" (De Sacrif. Missæ, II, 56). La unidad esencial de la palia y el corporal queda además demostrada por el hecho que de que la bendición especial que ambos deben recibir antes de su uso les designa como "linteamen ad tegendum involvendumque Corpus et Sanguinem D.N.J.C. ", es decir, para cubrir y envolver el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esta bendición especial para corporales y palias aparece en documentos litúrgicos celtas del siglo VII, y la forma que prescribe actualmente el Pontifical Romano se encuentra casi con las mismas palabras en el "Liber Ordinum" español, de la misma fecha temprana.

Según las normas litúrgicas actuales (1908), el corporal no debe estar adornado con bordado, y ha de estar confeccionado enteramente de puro lino blanco, aunque parece haber habido muchas excepciones medievales a esta ley. No debe ser dejado extendido sobre el altar, sino que cuando no se usa hay que doblarlo y colocarlo en una bolsa de corporales o "corporas-case" [corporas-case], como se le llamaba comúnmente en la Inglaterra anterior a la Reforma. Sobre estas bolsas se desplegaba mucha ornamentación, y tal ha sido el uso desde la época medieval, como lo demuestran muchos ejemplos existentes. Hoy en día, el corporal se dobla en dos a lo ancho y en dos a lo largo, de modo que plegado forme un pequeño cuadrado. Antiguamente, cuando era mayor y se usaba también para cubrir el cáliz, se doblaba usualmente en cuatro a lo largo y en cuatro a lo ancho. Algunas de las órdenes religiosas más antiguas todavía observan esta práctica. El corporal y la palia han de pasar por un triple lavado a manos de un sacerdote, o por lo menos de un subdiácono, antes de ser enviados a la lavandería. Además, cuando están en uso sólo pueden ser manipulados por el clero, o los sacristanes que hayan recibido un permiso especial.


Bibliografía: STREBER en Kirchenlexikon, III, 1105-1107; THALHOFER, Liturgik, I, 777-781; VAN DER STAPPEN, Sacra Liturgia (Malinas, 1902), III, 102-110; GIHR, The Mass, tr. (Friburgo, 1902), 281-264; BARBIER DE MONTAULT, Le Mobilier Ecclésiastique; ROHAULT DE FLEURY, La Messe (París, 1888), VI, 197-204; Dict. Christ. Antiq., s.v. Corporal; ATCHLEY en St. Paul's Eccles. Soc. Transactions (1900), IV, 156-160; BARBIER DE MONTAULT en Bulletin Monumental (1882). 583-630.

Fuente: Thurston, Herbert. "Corporal." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908. 22 Mar. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/04386c.htm>.

Traducido por Javier Olabe. rc